El Gobierno de Castilla-La Mancha cuenta con el compromiso del Ministerio de Transportes para dar una «energía final» al proyecto que resta para rematar la autovía A-40 entre Toledo y Ocaña, una vía que hará conectar Cuenca con la autovía A-5 a la altura de Maqueda, algo que terminaría por convertirse en «la M-70 de Madrid».
Así lo ha anunciado el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, durante la III Jornada «Castilla-La Mancha, Tierra de Oportunidades», que ha organizado encastillalamancha.es, en la que ha considerado que una vez termine de cerrarse desde la A-4 en Ocaña y hasta Toledo, podrá vertebrar de forma transversal desde la A-3 hasta la A-5.
Algo que a su juicio será «probablemente el entorno más potente de desarrollo en el centro de España en los próximos 20 o 30 años, clave».
Esta posibilidad es «una ocasión de oro» para que España en su conjunto amplíe una «mirada peninsular» y se fije en el oeste más allá del Mediterráneo, algo que tendrá que beneficiar, ha dicho, a Talavera de la Reina y toda su comarca.
«Se puede estar en el centro o en medio, y no es lo mismo, y nosotros hemos pasado en 45 años de autonomía de estar en medio a estar en el centro, a atraer miradas, atenciones, porque buena parte de las oportunidades que nos da nuestra ubicación las estamos aprovechando», ha dicho.