Un equipo multidisciplinar capitaneado por el antropólogo forense Francisco Etxeberria, experto en exhumaciones de fosas comunes de la Guerra Civil o en las de personajes de tanto renombre como Miguel de Cervantes o el presidente chileno Salvador Allende, ha puesto el punto y final al adecentamiento de los 60 cuerpos momificados que alberga el subsuelo de la toledana Iglesia de San Andrés.
A partir de ahora, será la parroquia la que organice y establezca el horario de visitas a este espacio, que alberga el mayor número de momias en un estado de conservación excelente y visitable de toda España, como ha explicado a Europa Press el doctor Etxeberria.
Aunque el proyecto se inició en 2012, cuando un equipo formado por expertos en antropología y medicina forense empezaron a conocer el estado que presentaban los cuerpos y estudiar si se aceleraba su destrucción, no ha sido hasta la Semana Santa de este 2018 cuando este trabajo, que según Etxeberria no ha precisado de una gran intervención, ha concluido.
Tras realizar un análisis morfológico de las momias para conocer sus características antropológicas -que incluso, según ha detallado Etxeberria, han permitido saber que alguna de ellas murieron por infecciones, lesiones cancerígenas o malformación- se ha adecentado el espacio que se encuentra en una de las sacristías de la iglesia y se ha sustituido el suelo original por un cristal para que el público pueda observar toda la catacumba. «Desde arriba se ve el conjunto de momias con paneles informativos que explican sus características antropológicas y las condiciones de preservación».
[ze_summary text=»Los cuerpos presentan un estado perfecto e incluso conservan la ropa que vestían»]Los cuerpos presentan un estado perfecto e incluso conservan la ropa que vestían[/ze_summary]«Los cuerpos presentan un estado perfecto e incluso conservan la ropa que vestían», ha afirmado el forense, que data su fallecimiento entre 1812 y 1820. «Al hacer la investigación hemos encontrado un papel en una de las momias que es una bula, fechada en 1816, y que corresponde a la época de la invasión napoleónica, cuando se empezaron a construir los cementerios y los enterramientos se dejaron de hacer en las iglesias».
Las personas que durante casi dos siglos han permanecido en el subsuelo de San Andrés, «son personas normales y corrientes, vecinos de esta parroquia, que tras fallecer fueron enterrados en esta Iglesia. Cuando fueron a sacar sus cuerpos para llevarlos al osario encontraron que se habían momificado de manera natural y, sencillamente, se optó por dejarles allí, como si fuera un depósito. Y así, han llegado hasta nuestros días», ha destacado Etxeberria.
Tras precisar que lo normal es que una vez fallecidos los cuerpos esqueleticen, ha relatado que la particularidad de los subsuelos de San Andrés para conservar estas momias en tan perfecto estado son unas condiciones fijas de humedad y temperatura, que con el paso del tiempo no han oscilado.
«Hemos trabajado como si de una biblioteca se tratara. Hemos sacado las momias como si fueran los libros y las hemos vuelto dejar en su sitio después de acondicionar el lugar», ha señalado Francisco Etxeberria, que ha detallado que las momias, casi todas, son de personas adultas y, en su mayoría, mujeres.
«Todo este trabajo, desarrollado por un equipo de 12 personas, se ha documentado y se ha grabado en vídeo y más adelante se hará un informe con el objetivo principal de poner en valor la preservación de los cuerpos», ha señalado el médico forense a Europa Press.
Apertura al público
«La noticia de la existencia de estas momias es de hace más de un siglo. Se sabía que estaban ahí pero no se podía visitar porque estaban en el subsuelo y no había iluminación. Pero la intervención realizada va a permitir su apertura al público», ha aseverado Etxeberria, que ha apuntado que la pasada semana fueron los propios vecinos de la parroquia, tras la celebración de una misa, los que pudieron contemplar el «tesoro» que alberga el subsuelo de San Andrés, que despierta un gran interés entre turistas y toledanos.
«Al atractivo arquitectónico e histórico de esta iglesia -de estilo mudéjar- se une la de la visita a los cuerpos momificados, que ahora ya es posible», ha resaltado este destacado forense, que ha concluido afirmando que los guías turísticos de la ciudad también ya han pasado por allí.