El grupo ecologista de Estudio y Defensa de la Naturaleza (Anea) de Villarrubia de los Ojos (Ciudad Real) ha asegurado que continúan apareciendo nuevos afloramientos de agua superficial en torno al cauce del río Gigüela, en las proximidades del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel.
Según ha explicado a Efe el portavoz regional de los grupos ecologistas en el Patronato de Las Tablas de Daimiel, Jesús Muñoz, desde que hace apenas un mes y medio el naturalista y guía de campo, Concepción Sepúlveda, descubriera un pequeño afloramiento de agua en una antigua zanja, en el paraje conocido como Los Ojuelos, el nivel del agua ha ido subiendo y se han detectado nuevos afloramientos en varias pozas y en antiguos pozos de noria.
Muñoz ha explicado que se trata de antiguas pozas de escasa profundidad y de zanjas que, junto con los pozos, suman un total de 24 puntos de agua, en ambas márgenes del río.
En algunos casos, ha indicado, «se trata de aguas ligadas al río Gigüela mientras que, en otros, todo parece indicar que sería agua surgida del Acuífero 23 el que está empezando a aflorar, a pesar de haber sido un año tan escaso en precipitaciones».
Los puntos con agua se encuentran en el paleocauce del río Gigüela, una zona muy llana, con una altitud de 610 metros sobre el nivel del mar.
Muñoz ha recordado que «aquel río trenzado, con diferentes cauces o madres entre las que destacaba la Madre Chica, fue encauzado definitivamente a finales de los años sesenta y primeros setenta del siglo XX», de tal forma que, de los varios cientos de metros de anchura, se dejó un canal de unos veinte metros con las riberas peraltadas y la Madre Chica, también encauzada y modificado su trayecto.
Ahora, ha señalado, «el agua ha aflorado en una pequeña zona deprimida en torno a los 609 metros sobre el nivel de mar y habrá que esperar para comprobar cómo se comporta el pequeño manantial».
Y de continuar aumentando los encharcamientos, ha dicho, «sería una gran noticia, porque supondría que el nivel del acuífero empieza a alcanzar esa cota».
Ha recordado que, inicialmente, se detectó apenas un charco con unos dos o tres centímetros de profundidad en una zona ligeramente deprimida, al día siguiente ya se trataba de unos cuatro centímetros de profundidad y unos treinta centímetros y, unos días después, «el afloramiento de agua tiene una profundidad de unos ocho centímetros y dobla la de los pasados días».
Muñoz ha puntualizado también que no parece que «el pequeño charco esté relacionado con las lluvias de estos días, sino más bien con la subida de los niveles de las aguas subterráneas que se están produciendo».