Otra creativa protesta de los vecinos de Quintanar del Rey, en la provincia de Cuenca, contra la macrogranja que se va a instalar a solo 340 metros del pozo del que bebe agua todo el pueblo. Después de «asaltar» una granja ataviados como los ladrones de «La Casa de Papel», este domingo fue el turno de la protesta imitando «El Juego del Calamar«, la serie de Netflix de la que todo el mundo habla y que en esta ocasión se ha titulado «El Juego de Quintanar».
«Agricultor… eliminado», «restaurantes… eliminados»
El pasado domingo 10 de octubre, frases como: “agricultor… eliminado” o “restaurantes… eliminados” (imitando a la gélida voz de la famosa serie de Netflix), se escucharon en las calles de la localidad conquense. Con ello, los vecinos hacían referencia a los diferentes sectores económicos, sociales o culturales que irían desapareciendo si el proyecto de construcción de la macrogranja porcina sigue adelante. La explotación intensiva de cerdas-madre se está levantando justo en el límite del término municipal de Villanueva de la Jara con Quintanar del Rey y podría atentar contra la salubridad del agua de esta última por la cercanía a su pozo, según destaca en un comunicado de prensa la Plataforma Stop Macrogranjas Quintanar del Rey.
«Asalto a la macrogranja de papel»
En Quintanar del Rey, los vecinos no están dispuestos a parar y, hartos de esperar más de un año para la paralización definitiva, llevan organizando desde hace unas semanas concentraciones coreográficas para alejarse así de las tradicionales manifestaciones que, hasta ahora, también han venido realizando. Comenzaron con el famoso “Macrocalvo” que fue trending topic durante días en todas las redes sociales del país, continuaron con el “Asalto a la macrogranja de papel” en el que participaron cientos de personas y cuyo ritmo fue tarareado sin parar en radio y televisión con impactantes imágenes de vecinos vestidos con mono rojo simulando asaltar la granja.
No contentos con eso, se lanzaron a emular a Michael Jackson con su famoso “Thriller” y, el pasado 10 de octubre pusieron en escena algunas de las imágenes de la inquietante serie coreana “El juego del calamar”, que plantea situaciones cercanas a lo que podría suceder en un futuro, al considerar que la eliminación paulatina de sus personajes representa lo que sucedería en su pueblo con los distintos sectores, que se verían irremediablemente afectados por la explotación de ganadería intensiva: agricultores, viticultores, pequeños comercios, patio de la escuela, terrazas de bares y restaurantes, etc.
Segunda suspensión cautelar de la construcción
Los vecinos, que participaron masivamente en dicho acto, celebraban también con cierta cautela, la segunda suspensión cautelar de la construcción. La primera fue dictada por la Consejería de Desarrollo Sostenible el 1 de octubre del 2020 y, después de un año sin dictamen, el promotor decidió continuar las obras, que siguen avanzando desde inicios de este mes de septiembre. No obstante, la peligrosa situación de dicha macrogranja, cuyas filtraciones accidentales podrían contaminar el acuífero del que se suministra el pozo de agua (acuífero que compartirían con los miles de cerdos que albergarían las inmensas naves que se están construyendo); así como las «continuas irregularidades formales» que se han demostrado desde el inicio del proyecto, han obligado a la Junta de Castilla-La Mancha a volver a dictar una nueva suspensión de oficio que analice exhaustivamente, con toda la documentación aportada hasta el día por parte del propio Ayuntamiento y de la asociación “Quintaverde Pueblo Vivo”, si el proyecto es compatible con la salud de las personas y la protección del medio ambiente, destaca la plataforma en el comunicado de prensa.
El 8 de octubre de 2021 se han vuelto a iniciar los trámites legales que exige la suspensión cautelar, no obstante, los vecinos de Quintanar del Rey esperan que esta vez la suspensión se convierta en paralización definitiva. También esperan que su reivindicación sirva para instar al Gobierno de Castilla-La Mancha a plantearse una moratoria en este sector, como ya lo han hecho otras comunidades autónomas; dicha moratoria permitiría regular un negocio que está resultando nocivo para el pequeño agricultor, para la ganadería extensiva y para la vida en esos pueblos que dicen que defienden. En ello confían porque están plenamente convencidos de que su razón es de justicia.