La Asociación Pueblos Vivos Cuenca ha detectado un vertido de purines en una parcela del término municipal de Carboneras de Guadazaón (Cuenca). «Provocó el encharcamiento de la parcela donde se arrojaron y su rebose, llegando los purines a una zona calificada como de paso de agua», denuncia la organización conquense.
El vertido fue detectado por la asociación el pasado 26 de noviembre e incumple la ordenanza municipal que establece que los vertidos se «dispersen» de una manera que «impidan el encharcamiento, que se distribuya de forma homogénea». El artículo número 5 de la norma municipal dice prohíbe «(el vertido de) purines, estiércoles y residuos procedentes de fuentes de origen agrícola y ganadero en aquellos lugares por donde circunstancialmente pueda circular el agua como cunetas, aceras, colectores, caminos y otros análogos».
Esta situación no es nueva para una localidad plagada de macrogranjas porcinas. Con 794 habitantes, el municipio cuenta con 19.475 cabezas de cerdo, es decir: hay 25 cerdos por habitantes. Las organizaciones de Ecologistas en Acción de La Manchuela, Cuenca y Albacete se quejan de que «no es un hecho aislado» e informan que han llevado al Ayuntamiento sus denuncias.
La acumulación de vertidos de los residuos ganaderos afecta la calidad del agua. Los nitratos recogidos en 2022 por el Sinac (Sistema de Información de Consumo de Agua del Ministerio de Sanidad) detectó una cantidad de nitratos de agua de 43 mg/l, cerca del límite de la UE y la OMS de 50mg/l que establece el límite entre el agua potable y no potable.
Pueblos Vivos alerta sobre el «descontrol» en la normativa
Desde la asociación apuntan a la Consejería de Desarrollo Sostenible de la región como responsable último de este tipo de sucesos por «derogar en 2012 la Orden de 2003 que prohibía prácticas como en encharcamiento en la aplicación de purines y la prohibición de hacerlo en pendientes». La decisión se justificó con la «necesidad de crear riqueza en la región» porque la norma que fue derogada «restaba competitividad».
«La rebaja normativa ha llevado a una situación de descontrol completo en los vertidos de purines y a una contaminación de los acuíferos, como demuestra el caso de Carboneras de Guadazaón», alerta la organización.