domingo, 24 de noviembre de 2024
28/11/2012junio 13th, 2017

El Gobierno municipal del Ayuntamiento de Toledo ha destacado la necesidad de firmar un pacto «para salvar el Tajo y que deje ser un río muerto e inexistente a su paso por Toledo»; así lo ha manifestado el concejal Francisco Javier Nicolás, quien ha ofrecido datos del caudal en Toledo en los últimos meses, en los que se registra un aumento de la aportación del Jarama en detrimento del agua que proviene de la cabecera del Tajo.

Javier Nicolás ha reclamado un pacto de todas las entidades sociales, políticas e institucionales para conseguir la completa recuperación del Tajo «en calidad y cantidad» y que, a su paso por Toledo, deje de ser un río «inexistente» por el que sólo discurren «aguas residuales» y prácticamente no tenga agua del propio Tajo.


El representante municipal ha explicado que actualmente se está elaborando el Plan de Cuenca del Tajo que es «el marco jurídico que regula durante décadas el comportamiento del río» y, por eso, es el momento de exigir el compromiso de todos para garantizar «un río vivo».

Desde el Ayuntamiento, los umbrales mínimos exigibles para conseguir este compromiso se reflejan en el borrador elaborado por los técnicos de la Confederación Hidrográfica del Tajo que sitúa en 14 metros cúbicos por segundo el caudal ecológico medio a su paso por Toledo.

Entre otras consideraciones, este documento mantiene en los embalses de cabecera el umbral de emergencia en 400 hectómetros cúbicos, cifra a partir de la cual no se podrían hacer trasvases, garantizando sólo los 100 hectómetros cúbicos necesarios para abastecimiento del Levante.

Ese borrador incluye que el 45 por 100 de las aportaciones de la cuenca se producen en la zona alta del río, que es precisamente donde se concentra el 85 por 100 de los consumos totales del río, un dato que para Javier Nicolás es determinante para replantear toda la gestión del Tajo porque demuestra «que prácticamente le dejamos seco» antes de llegar a Toledo.

Nicolás ha ofrecido datos de los aforamientos del río antes de llegar a Toledo registrados en los últimos meses. Así, en la zona de Noblejas (antes de la aportación del Jarama) el caudal ha sido de 12,9 m³/ seg. en julio; 11,7 en agosto; 5,40 en septiembre y 3,39 en octubre. El otro punto de estudio está en Mocejón (aguas abajo de la desembocadura del Jarama) donde hubo 21,62 m³/ seg. en julio; 21,29 en agosto, 28 en septiembre y 31, 59 en octubre.

Estas cifras ponen de manifiesto que la cantidad de agua de cabecera que llega a Toledo es mínima y que el grueso del caudal se compone de las aguas del Jarama, donde vierten sus aguas residuales los municipios y empresas madrileñas.

Al mismo tiempo, se evidencia un aumento del agua propia del Tajo durante los meses de verano para hacer frente a las demandas de regadío de la vega toledana. Una vez concluido el periodo de riego, se vuelve a reducir la cantidad de agua que proviene del Tajo.

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