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Artículo de opinión 18/01/2014junio 9th, 2017

«Page y sus concejales, apoyan la propuesta de Izquierda Unida, POR EL ABORTO LIBRE, moción presentada y aprobada en el último Pleno Ordinario, del pasado 16 de enero 2013.

Cuando la izquierda española se posiciona contra el aborto se convierte en extrema izquierda, dentro de la que caben los socialistas del PSOE, los comunistas de IU, las feministas radicales, los nuevos progresistas, los defensores de la ideología de género y los antisistema. Y ello porque cometen un error antropológico.


La verdad sobre el hombre. Esta es la cuestión. El ser es un ser digno porque ha sido creado por Dios a su imagen y semejanza y Dios no puede crear nada que no sea digno. Y la dignidad se compone de dos elementos: la libertad y los derechos inherentes a la persona, que denominamos «derechos fundamentales», y dentro de ellos el primero y más importante el derecho a la vida.

La extrema izquierda niega esta verdad sobre el hombre y comete un error antropológico, pues niega a los no nacidos el primero de los derechos fundamentales. Y no solamente les niega ese derecho, sino que congruentemente, niega el derecho a la vida integral (mayores, discapacitados), pues si no se respeta la vida en alguno de sus estudios, no hay porque respetarla en el resto. La defensa de la vida integral no es solo una verdad moral, es, además parte de los cimientos, también morales, de la democracia.

En la cuestión del aborto debe siempre distinguirse la perspectiva moral de la perspectiva política.

La perspectiva moral la expuso de manera dramática el Papa Juan Pablo II en su primera visita a España en 1982 «… quien negara la defensa a la persona humana más inocente y débil, a la persona humana ya concebida, aunque todavía no nacida, cometería una gravísima violación del orden moral. ¡¡¡Nunca se puede legitimar la muerte de un inocente!!!».

Para el humanismo cristiano el aborto no es un derecho humano ni fundamental de la mujer. Defender el derecho a la vida de los no nacidos, (lo mismo ancianos o discapacitados) es una verdad moral que forma parte de los cimientos culturales de la democracia, como hemos dicho. El aborto es una cuestión que se encuadra en el 5º mandamiento (no matarás), es por ello una cuestión de justicia social y no de moral sexual. El reconocimiento del aborto libre por una ley, supone atribuir a la libertad humana un significado perverso: un poder absoluto sobre los demás. El aborto no es solo contrario e incompatible con la moral, lo es también con la democracia, pues implicada un individualismo y subjetivismo fuera de control que erosiona la experiencia de solidaridad, elemento esencial del sistema de libertades.

Por otra parte, nuestro Tribunal Constitucional declaró en su sentencia 53/85, de 14 de Abril, y confirmó en otras posteriores, que el derecho a la vida, reconocido y garantizado por el articulo 15 de la Constitución, es la proyección de un valor superior del ordenamiento jurídico constitucional (la vida humana), y constituye el derecho fundamental esencial y troncal, porque es el supuesto ontológico sin el que los restantes derechos no tendrían existencia posible. Añadió que los derechos fundamentales por decisión del constituyente, son la expresión jurídica de un sistema de valores que informa el conjunto de la organización jurídica, y son el fundamento del orden jurídico y de la paz social. Esto lo ignora y no quiere enterarse la extrema izquierda.

Por eso atentar contra la vida del concebido es un delito castigado por el Código Penal. El error antropológico de la extrema izquierda consiste en hablar del derecho de la mujer y no mencionar absolutamente, totalmente, insistentemente, que también el no nacido tiene derechos, en olvidar que también es persona, en negar su protección, en olvidarse de que no es una cosa.

Desde la perspectiva política, el nuevo anteproyecto de Ley es fiel a la doctrina constitucional de admitir unos supuestos de excepción a la punibilidad, frente al aborto libre de la Ley de 2010. En tales supuestos (peligro para la vida o la salud de la madre, o de violación), el legislador, desde la perspectiva política, pero no desde la moral, considera que puede interrumpirse el embarazo porque se produce una colisión del derechos de no nacido a nacer, con los derechos de la madre a su vida, salud o consecuencias de la violencia, que la Ley resuelve a favor de la madre, siempre que existan garantías ciertas y acreditadas de tales circunstancias.

Esta es la esencia del nuevo anteproyecto de Ley del aborto, frente al que la extrema izquierda ha disparado todas sus baterías, defendiendo el derecho de las mujeres a abortar sin ninguna limitación (incluidas las niñas menores de 16 años sin conocimiento de sus padres: ¿ cabe mayor aberración ?) y calificando a quienes no comparten sus posición con toda clase de insultos, descalificación e improperios, propio de los radicalismo que no pueden defender sus posiciones con el respeto y el dialogo.

Pero no. La extrema izquierda nunca hablará de los derechos del no nacido, solo de los derechos de la mujer, porque para la extrema izquierda el aborto libre es una parte de una operación más amplia: la desaparición de la familia, del matrimonio, de la relación paterno-filial, en definitiva, de cualquier norma moral objetiva que conduzca a hacer mejor a los seres humanos».

Vicente Romera es concejal del PP en el Ayuntamiento de Toledo.

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