El viaje del lince ibérico ‘Troncho’, que fue liberado hace unos meses en Sierra Arana (Granada) ha establecido una nueva ruta por el Levante hasta llegar a Castilla-La Mancha, lo que ha supuesto un «antes y un después» en la conservación y supervivencia de esta especie.
Desde su suelta en Sierra Arana, este joven lince permaneció los primeros días en el entorno de la zona de liberación y enseguida inició un movimiento dispersivo hasta llegar a un área cercana a Fiñana (Almería) para, con posterioridad, desplazarse hasta la Sierra de Gador, donde permaneció casi un año, ha informado la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul de Andalucía.
En este punto, Troncho se desplazó hacia el Levante y estableció una especie de corredor para dejar Andalucía y llegar hasta Puerto Lumbreras, en Murcia, aunque este no sería el único punto de la región, ya que continuó su camino hasta Sierra Espuña y, después de más de un año de viaje, se ha encontrado en Campos de Hellín, la nueva zona de reintroducción de Castilla-La Mancha.
El director general de Política Forestal y Biodiversidad, Juan Ramón Pérez, ha explicado la «estrecha y fluida» coordinación entre los socios del proyecto ‘LIFE Lynxconnect’ en Murcia y Castilla-La Mancha, en colaboración con los técnicos y agentes medioambientales de estas comunidades, así como el acceso a la visualización de la plataforma del collar GPS que ha permitido el control y seguimiento de Troncho desde el momento de su liberación.
Conectar poblaciones
Ha destacado que la información obtenida de estos desplazamientos de ejemplares confirma que la estrategia del proyecto europeo «es realista», al tiempo que ayuda al equipo a diseñar nuevas áreas para «potenciar esta conectividad» y además se puede utilizar para rentabilizar las inversiones enfocadas a las mejoras de hábitat y desfragmentación con el objetivo de «conectar las poblaciones”.
Los datos obtenidos evidencian, entre otras cosas, que algunos ejemplares de lince ibérico son capaces de realizar desplazamientos superiores a los 25 kilómetros en una misma jornada, lo que acredita que la conexión entre las actuales áreas de «reintroducción» es posible.
También destaca la «capacidad de supervivencia», alternado en sus desplazamientos zonas con distintas densidades de conejo de monte, aunque esta última circunstancia puede considerarse «excepcional», puesto que en una zona con escasez de conejos no sería posible mantener en ellas poblaciones estables y reproductoras de la especie, ha señalado Pérez.
Este no sería el único caso de desplazamientos de largas distancias de ejemplares, puesto que ya se confirmaron otros entre dos países, en concreto, de los linces Caribou, en 2010, Hongo en 2013, Kahn y Kentaro, en 2015 y Litio en 2016.
De hecho, la dispersión de jóvenes machos linces antes de estabilizar territorios con condiciones adecuadas de alimento y presencia de congéneres es un fenómeno común