El obispo de Ciudad Real, Antonio Algora, ha expresado su apoyo a los trabajadores de la central térmica Elcogas de Puertollano (Ciudad Real), que ha anunciado su cierre para finales de este año, en la pastoral que se reparte el domingo en todas las iglesias de la diócesis ciudadrealeña.
Algora ha iniciado su pastoral recordando una cita del papa Francisco sobre el necesario compromiso de la sociedad por los demás y las palabras que el Pontífice transmitió recientemente a los obispos de la provincia eclesiástica de Toledo, sobre la pérdida de humanidad que se da en la sociedad.
El prelado ha aprovechado esta cita apoyar a los trabajadores de Elcogas amenazados con perder su puesto de trabajo «por los continuos cambios de las políticas energéticas de este país».
En la pastoral, recuerda que cuando visitó las instalaciones de Elcogas, a comienzos de año, los trabajadores ya le hicieron saber de sus «temores de cierre de la fábrica ante los vaivenes que se están dando en pocos años en la producción de energía eléctrica».
«Me impresionó lo que dijo uno de vosotros, muy enterado del tema del que se trata», relata el obispo, que le comentó que los planes en lo referente a la energía «había que hacerlos a 20 años mínimo», pero que «se están haciendo a golpe de elecciones cada cuatro años».
Según el obispo ciudadrealeño: «el hecho cierto es que tenemos montañas de carbón, tenemos instalaciones que están dotadas de los últimos adelantos para producir energía sin apenas contaminación».
También recuerda cómo los trabajadores le mostraron «el aprovechamiento de los restos del proceso de combustión y las posibilidades que había de apurar todavía el reciclaje de los materiales de desecho.
Algora admite que se le escapa «el alcance de estas cuestiones», pero considera que cabe preguntarse: «si se debe cambiar de planes cuando todavía las grandes inversiones que se han hecho se van a olvidar cuando están en plena capacidad de producción».
Lo más seguro, «es que los que han tomado esta decisión hablarán de rentabilidades económicas y de la necesidad de ser competitivos en el mercado de la energía», considera el prelado en la pastoral.
En ese sentido, recuerda que el papa Francisco advirtió a los obispos de la provincia eclesiástica de Toledo que «hoy el hombre ya no está en el centro y termina al servicio de alguna otra cosa; ya no está en el centro de su reflexión, no se coloca como eje de la sociedad para desarrollar su pensamiento, para elaborar sus elecciones, y así pierde su humanidad».
El Pontífice se refería, de esta forma, al mundo actual: «donde las decisiones son generadas por los intereses económicos, de modo que el hombre se convierte en un instrumento del sistema, sistema social, económico, sistema donde señorean los desequilibrios».
«Cuando el hombre pierde su humanidad, qué nos espera», se pregunta Algora, quién señala en su misiva que en su opinión lo que sucede es que aparece «una política, una sociología, una actitud del descarte, en la que se descarta lo que no sirve para esto, porque el hombre no está en el centro».
El obispo de Ciudad Real invita a toda la Iglesia a rezar para que se cambien estas políticas, «que afectan a toda una amplia población de nuestra diócesis», y aboga por hacer «lo que esté a nuestro alcance para remediar esta gravísima situación, en la medida de nuestras posibilidades».