Elena López es sinónimo de sin límites. Esta mujer, natural de Mora (Toledo), es un auténtico ejemplo de superación, a la que nada se le ha resistido a pesar de lo difícil que se lo ha puesto la vida en ocasiones.
Tiene parálisis cerebral y años después le diagnosticaron esclerosis múltiple, pero como para Elena López nada es un impedimento, por segundo año consecutivo logró poner la nota más emotiva de IV Jornada Soy Mujer, que organizó encastillalamancha.es en la UCLM. Porque a Elena hay que escucharla, su testimonio es impresionante:
En su intervención en la mesa «Palabra de Mujer», recordó que tras una adolescencia donde “no fue un camino sencillo”, descubrió todo el potencial que tenía dentro, sobre todo gracias a un profesor de la Universidad Laboral, quien confió en ella, y Elena respondió aprobando la formación profesional y posteriormente graduándose en la UCLM.
«Me lloraba el alma»
“Alguna persona ha llegado a pensar que era tonta. Que no comprendía que estaba pasando a mi alrededor. Simplemente intenté tomármelo a broma, pero lo cierto es que me lloraba el alma. He aprendido mucho de todo esto para poder demostrar que tener una discapacidad no impide que puedas lograr lo que te propongas aunque te encuentres más dificultades en el camino”, expresó en la jornada López.
«La discapacidad no es impedimento para amarnos»
En el camino se enamoró de Jesús, también con parálisis cerebral, quien “se ha convertido en el bastón de mi vida”, festejó. Juntos tuvieron que “luchar contra viento y marea” para “demostrar a nuestras familias que tener una discapacidad no es impedimento para amarnos como cualquier pareja humana”.
Y, claro, esta pareja que no deja de superarse y de romper barreras y estereotipos, también lo ha hecho en pandemia.
Tanto Elena como Jesús cogieron la maldita Covid-19, la cual les llevó a los dos al hospital, pero en esta muestra de superación, no hay pandemia que pueda con la robusta pareja, que tuvieron “la suerte” de compartir habitación en el hospital y superar la enfermedad juntos tras varios días ingresados.
El primer susto fue en abril. Cuando Jesús fue ingresado con una neomonía bilateral, aunque había dado negativo en la PCR, pero tenía toda la sintomatología compatible. «Cuando Jesús se marchó de mi hogar, nadie podía venir, nadie para conversar o echar una mano», lamenta López,
Pero lo peor todavía estaba por llegar, porque en verano, a pesar de que Elena ya pensaba «que el virus había dejado nuestras vidas», Jesús volvió a tener la sintomatología compatible.»Solo habrá pasado 3 meses y otra vez me quedé sola, hasta que el covid también preguntó por mí y se instaló a sus anchas sin respetar las restricciones de la autoridad sanitaria», bromeó.
«Me ingresaron en la misma habitación frente a Jesús, con la fortuna de que a los dos días la compañera mejoró y se marchó, y nos pusieron en la misma habitación. Por fin algo bueno, en un hotelito», relató López, quien relató que, por fortuna, en 10 días los dos recibieron el alta. Habían vencido a la Covid.
Lecciones de pandemia para lograr la igualdad
Por ello celebra que ahora pueda «vivir para contarlo» y en esta «etapa tan complicada que atravesamos», quiso recordar algunas de las buenas imágenes que nos han dejado estos meses, como las demostraciones de apoyo desde las ventanas, que le han hecho «abrir los ojos» y valorar «la unión de las personas» dando la cara «ante un mismo problema, multiplicando la fuerza de nuestros vínculos que nos hace ver que tenemos toda la resiliencia y toda la capacidad de dar la vuelta y remover todos los obstáculos», incidió, sobre todo, para recordar una de las cuentas pendientes de la sociedad: «conseguir la igualdad efectiva entre hombres y mujeres».
«La pandemia presenta una oportunidad para ponernos frente al espejo y reivindicarnos como personas y como sociedad», aseguró Elena, quien quiso poner en valor «la capacidad que tenemos los seres humanos para progresar y hacer frentea los problemas».
«Hay que vivir loco y morir cuerdo»
Por último, Elena agradeció a quienes le han “ayudado a llegar hasta aquí”, una mujer que logra lo que se propone (ahora está escribiendo el libro de su historia), ya que “como sugería Don Quijote, hay que vivir loco y morir cuerdo”.
La IV Jornada “Soy Mujer” se celebró el 4 de marzo y ha sido seguida por streaming por más de 300 alumnos de la Universidad de Castilla-La Mancha, desde varias facultades. Y ha contado con la colaboración del Instituto de la Mujer de la Junta de Comunidades, el Ayuntamiento de Toledo con el Festival FEM 21, la Diputación de Toledo y la propia UCLM.