El alcalde de Alcázar de San Juan (Ciudad Real), Diego Ortega, atendió la invitación de la Peña Flamenca local para asistir a la cuarta Cata Flamenca, que comenzó con el análisis de los blancos, rosados y tintos. Los dos primeros años la Cata se realizó con vinos de la cooperativa alcazareña La Unión, según explicaba el presidente de la Peña, Luis Úbeda.
Esta Cata de Vinos es una más de las actividades que lleva a cabo la Peña a lo largo del año. El alcalde destacaba el trabajo de esta Asociación Cultural en el ámbito de las asociaciones que no solo se dedican a cumplir con las aficiones de sus asociados sino que también son un activo para la ciudad por los espectáculos que organizan, como la Gala Flamenca Anual o el espectáculo flamenco de la Feria, en que el la Peña selecciona al artista invitado.
Tanto el presidente de la peña como el alcalde destacaron el vínculo existente entre el arte flamenco y el vino, «elementos característicos de la personalidad española, que tienen diferentes maneras de combinarse». Así, dependiendo del tipo de cante se requiere un tipo de vino u otro, un blanco, para lo más ligero o un tinto de reserva, para lo más hondo. Una destacada integrante de la Peña, la cantaora Carmen Cuebra, mostraba su preferencia por estos últimos, frente a lo que los catadores consideran vinos que suelen gustar más a las mujeres, como los blancos afrutados o semidulces. Por su parte el presidente, destacaba el “maridaje” que se produce entre el arte y el vino, ya que un vaso produce un cante “más rajao”.
Con una media de 40 socios permanentes y actividades artísticas semanales, la Peña cumplirá su 25 aniversario el próximo año, lo que convierte a esta asociación en un referente flamenco para toda la región, según explicaba el alcalde, Diego Ortega.
A la cata le siguió la actuación de Raúl Alcántara, el cantaor de Moriles acompañado a la guitarra por otro cordobés, Alberto Lucena. Ya eran conocidos por los aficionados tras su exitoso paso por el escenario de la piscina municipal durante la pasada Feria de Septiembre. En una ambiente más intimo, el cantaor volvió a convencer a la afición abordando con fortuna todos los palos flamencos, especialmente en el que muchos consideran el supremo de todos ellos, la soleá. Con esta memorable actuación se cumplía la cuarta edición de la Cata Flamenca.