El bombero conquense Enrique Torres, del parque de Motilla del Palancar de la Diputación provincial, ha formado parte en los últimos días de uno de los equipos de rescate del terremoto de Turquía. Allí, se ha desplazado durante una semana con la unidad de equipo de búsqueda y rescate en zona urbana, el equipo USAR.
Pese haber realizado numerosos simulacros y entrenamientos para hacer frente a este tipo de catástrofes, Torres confiesa a encastillalamancha.es que esta ha sido su primera experiencia internacional, de la que ha tenido que recuperarse psicológicamente a su vuelta: «Cuando llegas a España, tienes que soltar la carga emocional que llevas«, ha reconocido.
«Nuestros perros localizaron a personas con vida»
Enrique inició este viaje humanitario el pasado 6 de febrero, cargada de mucho material, 2.500 kilos entre todos los equipos, y acompañado de quince personas más, pero sobre todo, llenos de ganas de poder aportar su granito de arena y conseguir localizar a personas con vida en medio de este desastre natural.
Tras llegar a la zona que se le había asignado a su equipo, un trayecto muy costoso por el estado de las carreteras, unas seis horas de viaje, y con «un país colapsado«, tal y como lo define el bombero, consiguieron llegar al sector C, ubicado en el núcleo de İslahiye y Nurdağı, donde centraron sus labores, aunque nos cuenta que también acudieron a numerosas poblaciones más pequeñas para colaborar lo máximo posible.
«Había un poco de caos, algo normal dentro de una catástrofe de estas magnitudes», pero gracias a la colaboración de los equipos turcos de rescate, su equipo de búsqueda canina comenzó rápidamente a rastrear todas estas zonas para localizar a personas con vida.
Y si, todo el esfuerzo y el empeño de estos rescatadores dieron su fruto: «Nuestros perros localizaron a personas con vida, y más tarde, nos confirmaron que pudieron ser rescatadas con vida«. Sin embargo, su labor también fue la de recuperar numerosos cadáveres, y la que, pese a ser un triste desenlace, el bombero reconoce que «las familias agradecen el momento en el que se les entrega su familiar fallecido».
«Satisfacción de haberlo dado todo y lo que estaba en tus manos»
Torres admite que por sus labores como bombero está acostumbrado a ver situaciones con mucha carga sentimental, algo que les obliga a desconectar de todo lo demás, «trabajas, pero no humanizas, no piensas en las situaciones que estás viviendo en ese momento«, esta es la experiencia del día a día de este bombero conquense.
Algo que también ha vivido en sus labores de rescate en Turquía, donde explica que su mente se centraba en trabajar y en dar todo por encontrar a gente con vida. Sin embargo, la realidad de la experiencia vivida le abofetea cuando regresa a España, donde Torres admite haber tenido que soltar toda la carga emocional, apoyándose en sus amigos y familia, pero también a base de llorar porque «esto ayuda mucho a aliviar esa carga».
El bombero conquense admite que, después de haber participado en estos rescates, puedes quedarte con «un sabor agridulce», porque «muchas veces puedes pensar que podrías haber hecho mucho más», pero al final, considera que hay que quedarse con «la satisfacción de haberlo dado todo hora tras hora y haber hecho todo lo que estaba en tus manos«.
La historia de Enrique es la cara humanitaria y esperanzadora de este desastre, uno de los cientos de rescatistas internacionales que están ayudando a poder salvar la vida de miles de personas y a intentar poner su granito de arena para paliar las consecuencias de la catástrofe de este terremoto.