Después de un invierno con temperaturas por encima de lo normal, de cara a la primavera se espera que los termómetros vuelvan a marcar elevados valores. Esta es la previsión que hace la Agencia Estatal de Meteorología para Castilla-La Mancha (Aemet), una previsión en la que también se contemplan bajos índices de precipitaciones.
Acompañada por la diputada provincial de Agricultura y Medio Ambiente, Flora Bellón, la delegada territorial de Aemet, Paloma Castro, ha expuesto en rueda de prensa en Toledo el avance de una primavera que entrará hoy en la Península a las 22:58 horas. Para los próximos días -ha añadido- se contempla un ligero calentamiento que será más acusado el viernes. A partir del 22 de marzo, una depresión aislada llevará lluvias al Levante que podrían afectar a la zona este de la comunidad.
Temperaturas «muy extrañas» en pleno invierno
Paloma Castro, en su resumen del invierno 2018/2019, ha destacado su carácter cálido, con una temperatura media en la región de 8,7 grados, siendo el decimotercer invierno más cálido desde 1965 y el tercero desde el inicio del siglo XXI.
Por provincias, la temperatura media más alta fue la de Toledo, con 8,1 grados, con 0,8 grados de anomalía térmica; le siguieron Ciudad Real, con 7,5 grados y una desviación de 0,5 grados; Cuenca, con 7,4 grados; Cuenca, con 7 grados de media, 1,7 grados por encima de lo normal; y, por último, Guadalajara, con 4,2 grados, 1,1 grados por encima de lo habitual.
Molina de Aragón (Guadalajara) volvió a ser escenario de la temperatura mínima registrada en Castilla-La Mancha en el invierno, siendo de -11,3 grados, lejos de las heladas que ha tenido otros años o de los -28 grados que se llegaron a registrar en 1963. En el lado opuesto, Villarrobledo (Albacete) fue la localidad con la temperatura máxima absoluta, 24,6 grados (27 de febrero).
Entrando en la primera quincena de marzo, la delegada territorial de Aemet ponía el acento en los récords alcanzados el 17 de marzo, con 27,7 grados en Toledo, 28,5 en Fuensanta (Albacete), 27,8 en Puebla de Don Rodrigo o 27,4 en Tarancón, unas temperaturas «muy extrañas en pleno invierno». En este sentido, Paloma Castro hacía mención a un «invierno extraño» en Castilla-La Mancha.
Déficit de precipitaciones
Del 1 de octubre de 2018 al 12 de marzo de 2019 el agua caída ha sido escasa. Han sido meses secos tras los cuales -no obstante- «no podemos hablar de sequía» ya que «venimos de un año húmedo».
Las lluvias acumuladas en lo que llevamos de año hidrológico han sido de 268 milímetros (mm) en la cuenca del Tajo, cuando lo habitual suele ser unos 366 mm; de 214 mm en el Guadiana, siendo la precipitación acumulada normal de 332 mm; de 139 mm en la cuenca del Segura, por debajo de los 198 mm habituales; y de 235 mm en el Júcar, inferior a los 256 mm que suelen caer.
Por provincias, ha sido un invierno muy seco en Toledo, Ciudad Real, Cuenca y Guadalajara y extremadamente seco en Albacete/Los Llanos. En todas ellas ha habido déficit de precipitaciones.
Se da la circunstancia de que, como ha ocurrido en otros puntos del país, Castilla-La Mancha ha visto poco la nieve. Por ejemplo, en Molina de Aragón tan sólo nevó nueve días y uno solo en Cuenca.
Albacete, al 29,71 por 100 de agua embalsada
Respecto al agua embalsada, la región supera los 2.000 hectómetros cúbicos, siendo las que mejor situación presentan Ciudad Real y Toledo, al 53,7 y 52,5 por 100 de su capacidad. Cuenca está al 39,8 por 100, Guadalajara al 31,1 por 100 y la que peor situación tiene es Albacete, con el 29,7 por 100 de agua embalsada.
En este análisis, Aemet también contabiliza la insolación invernal, este año con valores bastante superiores a lo normal. Molina de Aragón tuvo 635 horas frente a las 400 habituales, mientras que Ciudad Real y la base aérea de Albacete tuvieron 628 y 624, respectivamente, 156 y 135 horas más de lo normal.