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Artículo de opinión 14/12/2015junio 7th, 2017

«Escribo esto cuando queda justo una semana para que se celebren las Elecciones Generales en nuestro país. Unas elecciones que son vitales para España y los españoles y por eso, es nuestra responsabilidad como ciudadanos ejercer nuestro libre derecho al voto.

Hemos vivido cuatro años tremendamente duros, difíciles, de pesadilla de la derecha más dura, rancia y radical de toda Europa. Hemos sido gobernados por un presidente del Gobierno que ha hecho de la inacción política su verdadera seña de identidad. Un presidente asediado por los presuntos casos de corrupción de su partido, alguien que no ha sido capaz de solucionar los principales problemas del país como el paro, la desigualdad salarial, la educación, la sanidad y las pensiones.


Por eso, el 20 de diciembre no hay más opción que traducir nuestra indignación de estos cuatro años en votos en las urnas, en contra de una política que ha estado más pendiente de favorecer los intereses financieros rescatando bancos, que de preocuparse de las personas. A nosotros no nos ha rescatado este Gobierno, el cual ha hecho posible que dentro y fuera de nuestras fronteras hayamos demostrado ser un país roto y vulnerable al pasar de tener una sociedad con una clase media con salarios dignos a hacer posible que la clase media sea algo prácticamente inexistente. Tal es así que podemos observar con asombro que esta sociedad ha dejado de tener ese punto medio, pasando a ser una sociedad con dos extremos: los ricos y los pobres.

Estamos a tiempo y ese tiempo es precisamente la cita electoral del 20 de diciembre. Tal vez sea la última oportunidad de hacer posible una sociedad que recupere los derechos que la derecha nos ha quitado. Por eso, de nosotros, y solo de nosotros, depende nuestro futuro.

Aprendí en casa que nada se consigue si no es por medio del esfuerzo diario. Aprendí que en democracia, como se aprende es precisamente ejerciendo nuestro libre derecho al voto. Aprendí de mi abuelo Pablo a ser el primero en ir a la urna. He querido ser ejemplo ahora, como él lo fue durante tantos años cada vez que había una cita en las urnas. Por eso, en este momento, en el que pienso ganar el futuro de la mano de Pedro Sánchez, no puedo olvidar de dónde vengo pues quien olvida su historia, su pasado, sin duda está condenado a repetirlo.

Tengo grabada a fuego una frase: «Dejarse la piel» y es que eso está en nuestro ADN. Los socialistas siempre hemos sabido que si no damos lo mejor de nosotros mismos en cada momento, la derecha lo aprovecha para hacer todo lo posible por que nuestro proyecto político de cambio, progreso y verdadera transformación de la sociedad, no triunfe pero, sin duda alguna, estoy convencido de que la fuerza del socialismo español está fuera de toda duda y será la que nos lleve a una victoria que haga posible una España mejor y sobre todo, más justa e igualitaria.

Hemos dado ejemplo de ser los primeros en hacer unas listas paritarias. Hemos sido los primeros en ser los más transparentes y también en abrir a la sociedad nuestras puertas para que todo aquel que quiera pueda participar en nuestras asambleas abiertas así como hacer posible una recogida de ideas encaminadas para hacer después nuestro programa electoral. Además, hemos sido el primer partido en instaurar las Primarias como modo de elección directa de nuestros candidatos y de nuestro secretario general, marcando un hito en nuestra aún joven democracia.

Tengo muy claro que tenemos que ser siempre capaces de explicar bien las cosas a los ciudadanos. No me cabe ni la más mínima duda de que hacer un verdadero ejercicio de pedagogía política es esencial máxime cuando estamos ante una situación tan difícil y dramática como la actual.

Asimismo tengo el pleno convencimiento de que hoy no son suficientes las palabras si estas no se traducen en hechos. Es lo justo, necesario e imprescindible para que la sociedad avance en armonía.

Hoy en España no podemos hablar de justicia social cuando asistimos a un drama como el del paro, la desigualdad salarial entre hombres y mujeres, la situación de extrema pobreza en muchas familias de nuestro país, el exilio económico al que se han visto sometidas miles de personas en estos últimos cuatro años.

Es justo y necesario, a su vez, que me acuerde de los jóvenes que ven cómo su futuro está lejos de nuestras fronteras, pues no ven la más que necesaria España de las oportunidades. No podemos desperdiciar a la mejor generación de nuestra historia. No podemos consentir que nuestro talento se exporte y es por eso que se hace imprescindible un plan de retorno juvenil para que dicho talento se transforme en desarrollo de toda índole.

He de dirigirme también a los parados mayores de 55 años porque siguen siendo útiles y aptos para el trabajo, puesto que lo que es verdaderamente inútil e ineficaz es nuestro mercado de trabajo por culpa de la falta de empresas. Por ello considero trascendental que se invierta en investigación, desarrollo e innovación de manera que podamos reconstruir nuestro ahora lastrado tejido empresarial.

Los socialistas lo hicimos en los 80, los 90, y también con José Luis Rodríguez Zapatero y con Pedro Sánchez volveremos a conseguirlo. Estoy plenamente seguro.

Hemos de hacer posible con nuestro voto no solo la España de las oportunidades de la que habla Pedro Sánchez sino también la España de la confianza. Una España donde se pueda vivir mejor, una España donde nadie sea más que nadie… ni tampoco menos, como hasta ahora ha ocurrido.

No debemos caer de nuevo en el error de no ir a votar. No debemos caer en la trampa de creer que todos los políticos son iguales, que no existe derecha ni izquierda y lo que es mucho peor, que España no tiene solución.

Hay un partido que dice que ahora, y no durante los últimos cuatro años, se va a tomar España en serio y yo les digo que si ellos han estado de broma, esta ha sido demasiado pesada para el conjunto de los españoles y por eso no le debemos permitir otros cuatro años más de mentiras, de dolor, de ausencia de diálogo, de inacción manifiesta, de actitud impasible ante el desaliento de las personas y de no dar nunca explicaciones ni de dar la cara ante los ciudadanos en todo momento.

Quiero explicar aquí muy bien lo que nos jugamos en los próximos cuatro años, sobre todo a aquellos que no tienen decidido a quién votar o incluso también a aquellos que no tienen claro ir a votar.

Lo que nos jugamos es salir de la crisis de manera justa o de manera desigual. Nos jugamos que haya una educación pública de calidad con más becas, mayor formación para el profesorado, una sanidad pública exenta de copagos, unas pensiones dignas, tener mejores trabajos o seguir por el contrario con una alta precariedad laboral.

Me quiero dirigir también a los pequeños y medianos empresarios. Ellos han perdido mucho dinero, muchos años de sus vidas por culpa de la crisis teniendo que cerrar muchos de ellos sus negocios en su mayoría, legados de sus familias. Por ellos también me decido a dar la cara en estas líneas.

También quiero que sea una España justa para los pensionistas, para los dependientes, para las víctimas de violencia de género o para los niños que han sufrido graves casos de desnutrición o falta de vacunas (no olvido el enorme recorte en Castilla-la Mancha, donde se pasó de medir 30 enfermedades a tan solo tres con la prueba del talón a bebés). No me olvido de esa madre que tuvo que ver cómo su hijo moría en un hospital de Castilla-la Mancha por culpa de no haber sido atendido a tiempo por falta de personal sanitario. Por personas como ella es justo y merecido el cambio para nuestro país.

Quiero que todos ganemos nuestro futuro y que con él demos por concluido el drama de los desahucios para hacer justicia con la propia Constitución, que dice que todo español tiene derecho, así como a un salario y empleo justos, asimismo a disfrutar de una vivienda digna.

De nosotros depende el cambio. De nosotros depende avanzar o seguir retrocediendo. De nosotros depende que exista la España de los derechos o que siga existiendo la España de las derechas.

Ahora estamos a tiempo.

Ahora más que nunca nos jugamos ganar el futuro».

Diego Ruiz Ruiz es militante del PSOE de Polán (Toledo)

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