Los campos de investigación de la empresa RAGT Ibérica, situados en Pozo de Guadalajara, son un enorme laboratorio al aire libre en el que cada año se siembran cientos de variedades de cereales, fundamentalmente, de cebada, algo de trigo, centeno, avena y triticales.
Valentin Ragt señala que “de aquí salen los infantiles y juveniles de las futuras semillas que serán estrellas top. La selección es dura y las que mejores resultados ofrezcan serán las elegidas”.
Para ello, atenderán a la mayor calidad y rendimiento; peso específico; sanidad; potencial productivo; resistencia a patógenos o adaptación a distintos ambientes.
Los datos generados y el análisis de los mismos son clave y marcarán el camino en el desarrollo y la apuesta por una u otra variedad. Para ello, utilizan modelos matemáticos que ofrecen una fiabilidad total sobre su comportamiento.
Variedades existentes
En estos campos de Guadalajara se prueban ciclos ultra precoces, que pueden sembrarse en enero; avenas con alto contenido en azúcares, que se adaptan a las peticiones de la industria; cebadas al gusto de las cerveceras; ciclos más cortos en trigos o más blancos; o variedades resistentes, que han aguantado el gran ataque de virosis que las cebadas han sufrido este año.