El equipo de arqueólogos y técnicos que lleva dos semanas de prospecciones y sondeos en Calera y Chozas, en el lugar donde los testimonios indican que puede haber entre 30 y 35 fusilados, ha localizado el primer cuerpo y los casquillos de las balas con que lo ejecutaron.
El coordinador del equipo, el arqueólogo César Pacheco, ha contado a Efe que los trabajos se centran en el paseo del cementerio de la localidad toledana, donde existió una zanja en la que terminaron los cuerpos de represaliados entre finales de 1936 y el término de la Guerra Civil, entre ellos casos dramáticos como el de una mujer embarazada a la que mató un primo suyo.
Pacheco ha explicado que la Asociación de Familiares Republicanos Desaparecidos (Afaredes) promueve la excavación a petición de descendientes y allegados de las víctimas, gracias a una ayuda económica del Gobierno en aplicación de la Ley de Memoria Histórica.
Ha indicado que entre los cuerpos habría tanto civiles como militares, y al menos cinco mujeres, y ha señalado que hay gente que tiene «hasta cinco familiares en esa fosa».
Para todos, ha comentado, el hallazgo de los primeros huesos ayer supone la esperanza de «cerrar el ciclo del duelo» y poder ofrecer un entierro digno a sus familiares, en un lugar donde poder visitarlos o rendirles homenaje, dentro de un proceso que considera «sanador».
El arqueólogo ha destacado el apoyo que están recibiendo por parte de las familias, así como la colaboración del Ayuntamiento de Calera y Chozas, gobernado por el PP, y de los propietarios de los terrenos colindantes al lugar de trabajo.
No obstante, ha indicado que «hay mucho silencio en el pueblo», donde además perviven elementos que recuerdan al bando vencedor como una placa en la iglesia.
Los operarios y técnicos disponen de un plazo aproximado de dos meses para trabajar sobre el terreno, tiempo en el que esperan obtener buenos resultados, aunque temen que las obras de urbanización llevadas a cabo recientemente en el paseo del cementerio hayan destruido parte de los restos.