A principios de este verano, las previsiones apuntaban a una cosecha de vendimia que podría alcanzar los 22 millones de hectolitros. Una cifra que, conforme los meses han ido pasando, y con ellos la sequía constante y las lluvias torrenciales durante estas últimas semanas, se ha ido rebajando hasta los «17 o 18 millones de hectolitros», como ha asegurado el consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de Castilla-La Mancha, Julián Martínez Lizán. Se trata, por tanto, de una reducción de las expectativas cercana al 20%, como ya había anticipado la DO La Mancha.
La Junta de Castilla-La Mancha la califica como una «importantísima bajada» en la producción, aunque los datos aún son provisionales. «Es una bajada importantísima por el agua y las lluvias torrenciales, el granizo, que se están centrando en el sureste, en Albacete, estos días, y que también van a contribuir a que haya menos producción», ha subrayado Martínez Lizán.
Sin embargo, desde la Junta consideran que solo será un problema de cantidad y no de calidad, porque entienden que los vinos tendrán una «buena añada» con un «excelente producto en el mercado».
El vino tinto, más afectado que el blanco
Los tintos se verán más afectados por la reducción de la cantidad de hectolitros, ha remarcado el consejero, que sí ha pronosticado una «mayor alegría» en la salida del vino blanco.
Las pretensiones en cuanto a producción han ido a la baja y habrá que esperar a las cifras oficiales del sector para cuantificar los daños en los cultivos que ha dejado una sequía y unos fenómenos climáticos adversos que han venido para quedarse.