El acceso al casco antiguo de Cuenca, de cuya declaración como Patrimonio de la Humanidad se cumplen 20 años este 2016, estará limitado a partir del verano al tráfico rodado mediante un sistema de detectores de infrarrojos, que controlará el tiempo que permanecen en la parte alta de la ciudad.
Así lo ha explicado hoy jueves el concejal de Seguridad, Policía Local y Bomberos en el Ayuntamiento de Cuenca, Carlos Navarro, quien ha confiando en que esta medida se implante, a modo de prueba, «en verano o después de él».
Además, ha adelantado que el coste de la implantación lo sufragará la empresa concesionaria del servicio O.R.A con cargo a las mejoras que tiene estipuladas.
El sistema funcionará con una batería de detectores de matrícula, tanto de motocicletas, turismos como vehículos pesados, y permitirá a los residentes circular en él durante un tiempo máximo de unos 30 minutos, si bien, en circunstancias excepcionales comunicadas, se podrá ampliar ese tiempo.
Durante ese espacio de tiempo deberán realizar las tareas de carga y descarga o avituallamiento, para estacionar después en los aparcamientos privados o en las zonas reguladas.
Eso sí, todavía no se ha fijado qué criterios se establecerán para el resto de ciudadanos que no son residentes, pero será similar al que ya funciona con éxito en otras ciudades Patrimonio de la Humanidad con el objetivo de modificar los hábitos de los conductores, ha explicado Navarro.
Estos deberán aparcar en los aparcamientos regulados, como Mangana o San Pedro, o deberán salir de la zona.
Los lectores se instalarán en el puente de la Trinidad, Puerta de Valencia, las Casas Colgadas, San Martín y el Arco de Bezudo, en el barrio del Castillo.
Los conductores infractores serán sancionados con multas de 200 euros, igual que las fijadas actualmente por estacionamiento indebido, ha indicado Navarro, quien ha señalado que la decisión ha sido valiente y en ningún caso persigue un fin recaudatorio.