«Se ha hablado mucho sobre la Reforma Laboral, pero casi nada, especialmente en los medios de comunicación, sobre la reforma de la Negociación Colectiva, mucho más dura, mucho más agresiva, que ha venido a cargarse la regulación anterior sobre los convenios colectivos, o dicho de otro modo, el modelo de relaciones laborales tal y como lo conocíamos; dando a las patronales el «mando», la potestad de cambiarlo prácticamente todo; unas veces, las menos, de forma acordada (porque no queda otra) y otras unilateralmente (porque pueden). Eso sí: siempre argumentando causas objetivas, que en muchos casos pueden llegar a propiciar ellos mismos para descolgarse de la aplicación del convenio colectivo, o para aplicar modificaciones de las condiciones de trabajo.
Antes de estos cambios normativos, un convenio terminaba su vigencia y se prorrogaba automáticamente, seguía teniendo vigencia hasta tanto no se publicara otro nuevo que viniera a sustituir al anterior. Se prorrogaba tanto en la parte normativa como en la obligacional, incluso durante varios años si no se negociaba uno nuevo.
Ahora las cosas han cambiado con las reformas aprobadas, esas que hemos combatido porque entendíamos que eran altamente perjudiciales para la clase trabajadora. Desde la entrada en vigor de dichas reformas las cifras del paro han crecido vertiginosamente. Ahora, las empresas se pueden descolgar de la aplicación de un convenio, modificando las condiciones de trabajo a la baja, sea de sector o de empresa, en prácticamente todas las materias, o al menos, en las más importantes: jornada de trabajo; horario y distribución del tiempo de trabajo; régimen de trabajo a turnos; sistema de remuneración y cuantía salarial; sistema de trabajo y rendimiento; funciones, cuando exceda lo previsto para la movilidad funcional del art. 39 E.T.; mejoras voluntarias de la acción protectora de la Seguridad Social.
Se pueden realizar modificaciones sustanciales en las condiciones de trabajo que no impliquen el descuelgue, pero lo cierto es que pueden reducir el sueldo y la jornada; cambiar, recortar o alargar el horario (absolutamente irregular); trasladarte a otra localidad sin más; cambiarte de turno; dejarte a media jornada o inferior, no aplicar las mejoras de convenio en situación de Incapacidad Transitoria, etc…
Pueden modificarlo todo, pero lo que más les interesa y lo primero que están aplicando, aunque no lo único, es la reducción de las retribuciones, argumentando causas objetivas (disminución de ingresos, caída de la producción, pérdida de clientes, reorganización de servicios, etc.), en muchos casos justificadamente, pero en otros muchos no, y siempre con la amenaza típica al trabajador: «si no te interesa ahí está la puerta (…) pues hay una cola enorme esperando para trabajar»
En el caso de modificación sustancial de las condiciones de trabajo, puedes rescindir tu contrato si la modificación no te interesa, por lo que sea, pero con un máximo de indemnización de nueve meses a 20 días por año (270 días), lo que significa una antigüedad tope de 13 años y medio: si se tiene más antigüedad, se pierde la parte que correspondiera hasta el máximo de un año (365 días) que cubre el despido objetivo a 20 días por año.
Debido a estos cambios normativos, hicimos una Huelga General (14 de noviembre de 2012) contra el Gobierno del PP que los ha impuesto, y no sólo por que se haya facilitado, abaratado y simplificado el despido, sino también por los cambios realizados en la Negociación Colectiva que fomentan los convenios de empresa, con la intención de que desaparezcan los convenios sectoriales. Con lo que se van a dar situaciones en donde un mismo trabajo estará pagado de distinta forma según la empresa para la que se trabaje, sin unos niveles mínimos de retribución iguales para todos a nivel provincial (sueldo base, pluses, antigüedad, etc.) como hasta ahora venía ocurriendo.
No solo han abaratado el despido, si no que han abaratado el precio del trabajo. Hay sectores en donde, con tal de que la empresa no presentase un ERE y despidiese a parte de la plantilla, el personal ha aceptado rebajas salariales brutales, en muchos casos del 20 ó 25 por 100, y en otros, incluso de más del 30 por 100.
Este Gobierno ha conseguido reducir las cifras del déficit público, pero a costa de reducir el empleo, los ingresos de la gente, las cotizaciones a la Seguridad Social, el importe de las pensiones, las prestaciones por desempleo, etc., en definitiva, el poder adquisitivo de la clase trabajadora. Y ahora andan «cacareando» que ha mejorado la competitividad en España, pero lo que no dicen es que ha sido a costa de abaratar el coste del trabajo, empobrecer a la clase trabajadora -a los que aún tienen trabajo, claro-. Pero ¿y ellos?, ¿qué han sacrificado?
A día de hoy tenemos miles de convenios por firmar en todo el Estado, y a primeros del mes de julio, aquellos convenios que no hayamos conseguido negociar y acordar, estarán «muertos», sin vigencia, nos quedaremos sin convenio colectivo con lo que esto supone. Y no está en nuestras manos evitarlo, porque la tendencia generalizada de las patronales es no acordar nada. Tras la reforma de la Negociación Colectiva, la consigna parece ser «no se firma ni un convenio. Que desaparezcan»
En el caso de la desaparición del convenio por no acordarse uno nuevo, la norma dice que se aplicará el convenio de ámbito superior, con la particularidad de que hay muchos sectores en los que no hay convenio de ámbito superior (como por ejemplo el de Transporte), con lo que se aplicaría el Estatuto de los Trabajadores puro y duro, es decir: Salario Mínimo Interprofesional (641,40 euros/mes), 30 días de vacaciones al año, los permisos retribuidos, las excedencias, y poco más, es decir, el E.T. como única regulación laboral.
Esto supone un retroceso en la normativa laboral de 25 ó 30 años, y un cheque en blanco para los empresarios más golfos que ya llevan meses tirando por los suelos el valor del trabajo en sus propias empresas para reducir costes (no conocen otra forma, aunque las hay).
Hemos pasado, en menos de un año del Estado de Bienestar al «estado de la necesidad». Siempre hay, lamentablemente, gente en situaciones extremas, que por no caer en la exclusión social y en la miseria, está dispuesta a trabajar por menos con tal de llevar a casa algo de dinero para que sus hijos puedan comer, y eso los empresarios lo saben bien, y bien que se aprovechan de ello.
No es de recibo, debemos seguir en la calle, luchando contra las políticas de austeridad y de recortes del Partido Popular, otras políticas son posibles.
¡¡¡ Si luchas puedes perder. Si no, ya has perdido !!!»
Diego Díaz López, responsable del Sector Transportes de la FSC-CCOO Albacete.