La LXXXIV Asamblea general de la FAPE (Federación de Asociaciones de Periodistas de España), celebrada ayer sábado en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cádiz, recogió en la «Declaración de Cádiz» las demandas más urgentes dentro de la profesión periodística.
«La desinformación es la mayor amenaza para el periodismo y la democracia»
En este manifiesto se denuncia que la desinformación es hoy la mayor amenaza para el periodismo y la democracia, y que «solo un periodismo basado en códigos éticos y deontológicos, regido por el principio de veracidad, el rigor y la honestidad, puede garantizar el derecho constitucional a recibir una información veraz».
Texto íntegro de la «Declaración de Cádiz»
«En este tiempo de absoluta hegemonía y dominio del poder digital, la asamblea de la FAPE, reunida en la ciudad de Cádiz, denuncia que la desinformación es hoy la mayor amenaza para el periodismo y la democracia, y que solo un periodismo basado en códigos éticos y deontológicos, regido por el principio de veracidad, el rigor y la honestidad, puede garantizar el derecho constitucional a recibir una información veraz.
Del mismo modo, exige que los periodistas puedan ejercer la profesión sin intimidaciones, ni coacciones, garantizándose la libertad de prensa. En una sociedad cada vez más polarizada por el debate político, la democracia solo se verá fortalecida con medios fuertes, rigurosos, independientes y plurales.
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«Financiación transparente y estable»
El ejercicio de esta profesión de servicio público solo será posible con una financiación transparente y estable. Ante la precariedad del sector periodístico, la FAPE pide a las administraciones públicas que no otorguen a los medios de comunicación ayudas económicas, ya sean subvenciones o publicidad institucional, que vayan destinadas a financiar el despido de profesionales o a recortes laborales, y no al mantenimiento de estas empresas, lo que repercutirá negativamente en la calidad de la información. Igualmente, deben quedar excluidos de esas ayudas públicas aquello medios y periodistas que hayan sido condenados por desinformar o mentir. En este sentido, la FAPE insta al Gobierno a que agilice la transposición del Reglamento Europeo de Libertad de Medios, que ha de entrar en vigor el próximo mes de agosto, y a que impulse las funciones del Comité Europeo de Servicios de Comunicación, que ha de velar por la pluralidad informativa; el reparto de la publicidad institucional para que este sea equitativo y no arbitrario, ni se utilice en beneficio de intereses partidistas; así como para fomentar el uso de medidas y herramientas eficaces para fortalecer la alfabetización mediática.
En este sentido, la FAPE reitera la necesidad de implantar una asignatura desde Educación Primaria, imprescindible para capacitar desde edades tempranas en el uso y consumo responsable de contenidos en línea y en el fomento del pensamiento crítico, en cumplimiento del derecho a la educación digital en el aula, recogido en la Ley de Protección de Datos y Garantías de Derechos Digitales de 2018.
Formación y capacitación de los periodistas
Ante el debate de cómo está afectando la Inteligencia Artificial a la profesión periodística, que en algunos casos está sustituyendo al capital humano en unas redacciones cada vez más mermadas, la FAPE insta a las empresas editoras y grupos periodísticos a que inviertan en la formación y capacitación de los periodistas para que la tecnología esté al servicio de la profesión y de la sociedad, desde un uso ético y responsable. Asimismo, la FAPE solicita al Gobierno medidas contundentes para evitar que las grandes plataformas, que amplifican narrativas de desinformación, sigan operando con total impunidad.
La FAPE también denuncia que los medios de comunicación públicos no pueden estar al servicio de un gobierno o de un partido político, ni pueden convertirse en paradigma de la desinformación, la manipulación y la mentira. Como servicio esencial financiado con dinero público, estos medios se deben exclusivamente a la ciudadanía y deben ser referente del periodismo libre, veraz, riguroso y útil. Un periodista de un medio público tiene que ser consciente de que nada ni nadie le puede obligar a desinformar, manipular o mentir y que no puede ser autor o cómplice de la práctica de ese mal periodismo.
Triple llamamiento
Por último, desde la FAPE, hacemos un triple llamamiento. En primer lugar, a los periodistas, para que sean militantes comprometidos en el ejercicio de la profesión. Por otro, a los partidos políticos, para que acaben con la crispación y eviten utilizar a la prensa como vehículo de transmisión; y, por último, a la ciudadanía, a quienes nos debemos, para que apueste por la información de calidad, contrastada, verificada y elaborada por periodistas, para que, junto a los profesionales de la información, apoye y defienda el buen periodismo en defensa de su derecho a una información libre y veraz.»