Ha ocho kilómetros de Lillo (Toledo), en el paraje donde estuvo ubicado un poblado llamado Dancos, el sitio posee el enigmático atractivo de una leyenda, el peso de la historia y el calor de una tradición religiosa que a los lilleros les atrae poderosamente. Dancos fue un pueblo de esto no hay ninguna duda; el presente dice que allí se celebra la romería de Nuestra Señora de la Esperanza, una romería que lilleros y lilleras quieren declarar de Interés Turístico Regional. Argumentos no les faltan.
Según su alcalde Julián Sánchez, es una fiesta diferente, distinta a todas. Cuenta con ocho hectáreas de terreno público alrededor de la ermita para que los vecinos y visitantes puedan disfrutar de la romería sin agobios de espacio y el máximo esplendor.
Con la llegada de la patrona a su ermita en Dancos, una semana antes, vecinos y fieles hacen el recorrido (ocho kilómetros de distancia) a pie. Su ermita, reconstruida en 1996 por una escuela taller, recupera materiales para su rehabilitación de otra antigua ermita, la del Rosario, sus piedras de granito y el rescatado artesonado mudéjar.
Sin duda es la romería rociera más importante con una semana de celebraciones.