La Unidad de Rehabilitación Cardiaca del Hospital Universitario de Guadalajara, dependiente del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha, cumple su primer año de funcionamiento y durante este tiempo ha logrado que todos sus pacientes con patología cardiovascular, especialmente cardiopatía isquémica, experimenten mejorías tanto a nivel bioquímico como ecocardiográfico y de la capacidad funcional.
«Lo que hacemos es tratar al paciente para que mejore su capacidad funcional mediante el ejercicio físico y conseguimos que mejore tanto su calidad de vida como su pronóstico», señala el jefe del Servicio de Cardiología, Javier Balaguer, quien explica que se han realizado 142 ergometrías o pruebas de esfuerzo y 33 ecocardiogramas que han demostrado la mejoría de los usuarios de la Unidad.
A través de las técnicas aplicadas han disminuido los niveles de colesterol y se ha mejorado el control de la tensión arterial, además de lograr que todos los participantes -más de medio centenar- dejen de fumar y pierdan peso y perímetro abdominal.
El programa, coordinado desde los servicios de Cardiología y Rehabilitación, «es de obligatoria realización porque se ha demostrado científicamente su utilidad». Cuenta además con una excelente valoración por parte de los pacientes, que lo califican con un 9,8 sobre 10 en las encuestas realizadas.
En una siguiente fase, explica Balaguer, «vamos a potenciar que las distintas asociaciones de pacientes con cardiopatías ayuden a las personas atendidas en la Unidad para que prosigan con su actividad física de forma regular».
El Hospital de Guadalajara fue el primero de la región que puso en marcha una Unidad de Rehabilitación Cardiaca. Está compuesta por una enfermera, un médico rehabilitador, un cardiólogo y dos fisioterapeutas.
Tiene carácter multidisciplinar e integra a profesionales de las áreas de Rehabilitación, Cardiología, Psiquiatría y Enfermería con la colaboración de servicios como Endocrinología, Neumología, Urología y Atención Primaria.
Cuenta asimismo con una unidad de seguimiento específico con el fin de prevenir que el paciente retome hábitos de vida que puedan conducir a recaídas en su enfermedad.
Como señala la jefa de servicio de Rehabilitación, Lourdes Gil, el programa pretende dar al paciente herramientas necesarias para gestionar su enfermedad, «dado que el actor principal de este programa es el paciente y es imprescindible su implicación».
Durante tres días a la semana se desarrolla un programa de actividad física, y el resto de los días se dedican a educación sanitaria y a técnicas de psicoterapia y relajación. Con ello, se aborda el problema de cada paciente de forma integral, es decir, no sólo los aspectos físicos sino también el control de los factores de riesgo, atención psicológica y sociolaboral