Es uno de los poetas más sobresalientes del panorama nacional. Miguel Ángel Curiel -nacido en Korbach Valdeck (Alemania) pero con grandes lazos en Talavera, donde se trasladó junto con su familia cuando tenía un año y donde se ha criado- acaba de publicar «Luminarias», una obra elaborada durante su estancia en Roma para disfrutar de una beca de creación en la Real Academia de España entre los años 2009 y 2010.
«Luminarias» son prosas poéticas que enseñan a interpretar la vida, a vivir con lucidez y honestidad. No en vano, con su poesía Curiel lo que intenta es desentrañar los misterios de la vida. Según explicaba a encastillalamancha.es, «sigue habiendo en la condición humana aspectos desconocidos y es ahí donde la poesía juega un gran papel».
En su opinión, la pureza de las palabras que emplea el poeta hace de este género un contrapoder del poder. Frente al lenguaje «corrupto» del poder, «la poesía ofrece pureza en su lenguaje, algo fundamental a la hora de que el hombre se pueda agarrar a esas fuentes del misterio y la revelación que los poderosos intentan ocultar».
Antes que con los poemas de corte social, que «tienen fecha de caducidad», Miguel Ángel Curiel entiende que la mejor forma de contestar al poder es con la propia belleza y su intemporalidad. «Me considero un poeta místico aunque también comprometido con mi tiempo y sociedad», apuntaba.
Junto a «Luminarias», recientemente también ha publicado «Los sumergidos», un libro en el que aflora la complejidad de lo sencillo y en el que aborda el amor, la muerte, el paso del tiempo, el vacío, la existencia…
Su vinculación con Talavera es muy profunda, tanto que la considera su «refugio vital». Recuerda que cuando sus padres se instalaron allí era una ciudad que recibía a numerosos inmigrantes extremeños -su familia es originaria de Jaraiz de la Vera (Cáceres)- y que crecía «a ritmo vertiginoso». Nunca podrá olvidar que sus primeros recuerdos pertenecen a Talavera o cómo se bañaba en el Tajo cuando era un niño. Actualmente, y desde hace 10 años, reside en Lugo.
Estudió Geografía e Historia en Madrid y en su trayectoria como escritor ha ganado numerosos premios literarios, entre ellos, un accésit del premio Adonais en 2000 por «El verano».