Hoy, la ONCE en Castilla-La Mancha ha presentado su «Informe de Valor Compartido 2017». Allí, junto a los representantes de la organización han estado dos personas que han conseguido trabajo gracias a la organización. Uno de ellos es vendedor de la ONCE en el casco histórico de Toledo, Lorenzo Calado; y compañera es Manoli Sánchez, que trabaja en una residencia del Grupo Ilunion en Sonseca (Toledo).
Estas dos personas con discapacidad han compartido con los periodistas su historia vital y cómo cambió su vida el encontrar un puesto de trabajo. Calado es sordo-ciego, se le detectó en 2010 y tiene reconocida una discapacidad del 88 por 100. Cuando le ocurrió «fue un vuelco muy grande porque me quedé sin trabajo por la discapacidad«, reconoce el vendedor toledano.
Lo siguiente que hizo fue acercarse a la ONCE «y el final nos afiliamos», explica. «Con el tiempo me dieron una oportunidad, que costó mucho, pero pude vender y desde entonces mi vida cambió por completo por este empleo«.
Tras comunicaron la discapacidad visual y auditiva «te sientes como debajo de las piedras, te ves como una basura porque la sociedad, por desgracia, te ve así». Por fortuna y «gracias a la ONCE», indica, se volvió «a sentir útil, tiras para adelante y te sientes realizado«.
Por todos estos motivos, él, cada día en su trabajo, puede «tratar con gente, transmitirles ilusión y que a pesar de los varapalos se puede salir adelante».
Finalmente ha realizado un llamamiento a los ciudadanos para que «no dejen de comprar a los productos de la ONCE. Gracias a la labor de la organización se puede desarrollar estos trabajos».
Manoli se quedó en paro por la crisis y encontró trabajo en Ilunion
La otra historia de vida que ha compartido hoy la ONCE con los medios de comunicación es la de Manoli Sánchez. Ella tiene una discapacidad que le afecta a la movilidad de las manos, entre otras cosas. Anteriormente trabajaba de administrativa en una empresa, por desgracia se vio afectada por la crisis y Manoli se quedó sin trabajo.
«Había que reciclarse, sacar una familia adelante y con una discapacidad que impide hacer cosas…», lamenta.
Entonces, al igual que Lorenzo, dio con la ONCE. «Vine y conocí a Encarna (una trabajadora de la organización), mi ángel de la guarda«, comienza narrando Sánchez. «Me encontraba mal emocionalmente, ella me enseñó a hacer el currículum y me ayudó a conseguir el trabajo en la residencia» de Sonseca que gestiona el grupo Ilunion, también de la ONCE.
Allí comenzó a trabajar con un contrato de 15 días y luego otro de jornada parcial. Tras estos dos contratos le hicieron jornada completa «y ahora ya soy indefinida«, festeja.
Manoli se muestra muy agradecida tanto con Encarna como con Olga Muriel, la directora de la residencia. «Confiaron en mí y estoy súper agradecida porque mi vida cambió por completo tanto mentalmente como laboralmente», subraya esta trabajadora quien también se ha mostrado agradecida con la ONCE «por tanto trabajo que están haciendo».