El sacerdote Luis Miguel Muñoz Cárdaba ha sido consagrado este sábado como arzobispo de Nasai y nuevo nuncio del Vaticano en Sudán y Eritrea, en una ceremonia que se ha desarrollado en la Catedral de Toledo presidida por el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano.
Parolín ha sido el consagrante principal de una ceremonia concelebrada por varios cardenales, arzobispos y obispos, entre los que ha estado el secretario para las Relaciones con los Estados del Vaticano, Paul Richard Gallagher, ya que el nuevo nuncio en Sudán y Eritrea lleva trabajando desde el año 2001 en el Servicio Diplomático de la Santa Sede.
Antes de ir Roma, Luis Miguel Múñoz Cárdaba, que nació en Vallelado (Segovia) en 1965, ejerció como sacerdote en la Archidiócesis de Toledo, en cuyo Seminario Mayor estudió y donde fue ordenado en 1992 en la Catedral, por el entonces arzobispo primado Marcelo González Martín.
Junto a los altos cargos del Vaticano, han participado en la ceremonia los arzobispos de Barcelona y Madrid, y a la vez presidente y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella y Carlos Osoro, respectivamente, y el nuncio apostólico en España, Bernardito Auza.
También han participado otros prelados como el arzobispo de Toledo, Francisco Cerro, su antecesor y arzobispo emérito Braulio Rodriguez, el obispo emérito de Segovia Ángel Rubio, junto a varios obispo, a otros nuncios apostólicos en varios países y a decenas de sacerdotes.
A la ceremonia han asistido también representantes de instituciones civiles y militares, entre ellos el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, la alcaldesa de Toledo, Milagros Tolón, y el presidente de la Diputación Provincial de Toledo, Álvaro Gutiérrez, así como familiares de Muñoz Cárdaba y fieles, hasta completar el aforo que permiten las medidas de seguridad adoptadas por la pandemia de coronavirus.
En su homiliía, el secretario de Estado del Vaticano ha recordado que la tarea de los nuncios de la Santa Sede es la de la construcción de la paz en los países a los que son destinados y velar «por la armonía en la Iglesia y entre las naciones «.
Por su parte, y tras ser consagrado arzobispo, Múñoz Cárdaba ha dado a conocer a los asistentes a la ceremonia el lema en latín que ha elegido para ejercer su nuevo cometido, que según ha explicado significa «en favor de la Iglesia universal y en favor de las iglesias particulares».
Ha presentado también el escudo que ha elegido, en el que figura un gran luna en la parte superior, que representa a la Iglesia universal y cinco pequeñas lunas que simbolizan las iglesias particulares de los cinco continentes, así como otros símbolos que hacen referencia al trabajo de los miembros del servicio diplomático de la Santa Sede que «tienen que dejar la familia, la tierra, la patria, para ir más allá».
Asimismo, ha agradecido el anillo que ha recibido en la ceremonia, que ha sido un regalo personal del papa Francisco, y ha reconocido que se sintió «perplejo» y un «cierto estupor, un poco asustado incluso», cuando se le comunicó que iba a ser nuncio en Sudán y Eritrea.
Ha tenido recuerdos para su familia, para sus compañeros de estudios en Toledo y en la Universidad Complutense de Madrid, en la que se licenció en Derecho.
Y también ha recordado a los arzobispos que los que trabajó en la Archidiócesis de Toledo: Marcelo González (cuya casulla ha llevado en la ceremonia), Francisco Álvarez y Braulio Rodríguez, así como a los religiosos y religiosas de la ciudad, ya que según ha afirmado: «Estoy profundamente orgulloso de Toledo, que me ha enseñado a ser sacerdote».