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viernes, 21 de marzo de 2025
Esta primavera, debido a la falta de lluvias en el otoño y en el invierno, se estima que va a registrar unos niveles de pólenes de gramíneas más bajos de lo habitual.
Foto de archivo de polen
El cambio climático no ayuda - 20 marzo 2025 - Toledo

El polen llegará más pronto y se mantendrá más tiempo en el ambiente durante esta primavera con motivo de las abundantes precipitaciones de febrero y marzo y las altas temperaturas que se registraron durante el invierno, lo que puede provocar que los síntomas de la alergia sean más persistentes. En la provincia de Toledo se vivirá de forma intensa, con altas concentraciones de grano por metro cúbico.

Estas son las previsiones que ha presentado este jueves por la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) que señala que este año habrá una mayor duración de las estaciones polínicas, con una fertilización que «posiblemente» se adelante al mes de abril y se alargue hasta finales de junio y algunos casos hasta septiembre.


La SEAIC ha destacado que este año los pólenes de las gramíneas, olivo, plátano de sombra y cupresáceas serán «especialmente relevantes» en el centro peninsular durante la primavera de 2025, que se prevé «moderada-intensa» para los alérgicos en Castilla y León, Castilla-La Mancha y Madrid; y especialmente intensa en Toledo, donde se estiman concentraciones de 6.000 granos/m3.

El cambio climático no ayuda a los alérgicos

La SEAIC explica que el cambio climático está generando «un entorno más hostil» para los pacientes alérgicos, ya que el incremento de las temperaturas está provocando un aumento en la producción polínica y en la cantidad de alérgenos de los granos de polen, lo que está asociado a una mayor duración de la estación polínica.

El doctor Juan José Zapata Yébenes, presidente del comité de aerobiología de la SEAIC, ha puesto el acento en el «estrés» que sufren las plantas cuando se exponen a temperaturas extremas.

Además, las precipitaciones registradas en marzo podrían tener un impacto añadido en el inicio y la duración de los picos alérgicos.

«Las condiciones climatológicas que estamos presenciando van a hacer que cada vez más las estaciones polínicas sean mucho más largas y la afectación, por tanto, a nuestros pacientes sea mucho más grande», detalla Zapata.

La contaminación nos hace más sensibles al polen

Por otro lado, la SEAIC subraya que la contaminación del aire está agravando la sensibilidad a los alérgenos y potencia sus efectos en la salud respiratoria, ya que altera la barrera protectora de la mucosa nasal, la piel y la conjuntiva ocular, facilitando la penetración del polen y otros aeroalérgenos.

El médico avisa de que estos cambios afectarán también a quienes no suelen tener alergia al polen, ya que «la contaminación y el cambio climático produce cambios significativos en el interior del cuerpo, pero también en el exterior, lo que favorece que una persona no alérgica lo sea o tenga mayor probabilidad de convertirse en alérgica».

Tanto es así que la SEAIC prevé que más de un tercio de la población mundial pueda presentar alergia respiratoria en unas décadas, constituyendo los pólenes una de las sensibilizaciones más relevantes.

 

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