El consejero de Educación, Cultura y Deportes, Marcial Marín, ha elogiado hoy el Centro de Arte Pintura Mural de Alarcón (Cuenca), que engrandece el patrimonio artístico de la región y ha animado a visitarlo, ya que ha considerado que es «una de las joyas que todos los castellanomanchegos deben conocer».
Marín, que ha visitado hoy el centro, ubicado en la antigua iglesia de San Juan Bautista de Alarcón, ha hecho hincapié en su relevancia y ha destacado «su contribución a engrandecer el rico patrimonio artístico de Cuenca y de Castilla-La Mancha», según ha informado en una nota de prensa la Junta de Comunidades.
El titular de Educación, Cultura y Deportes, que ha estado acompañado en su visita por el artista autor de las pinturas murales, Jesús Mateo, ha recordado que la Unesco declaró el proyecto de «interés turístico mundial».
«Estamos ante una de las joyas que todos los castellanomanchegos, y foráneos deben conocer» porque «no deja indiferente a nadie», ha aconsejado Marín, quien ha destacado: «dentro de los tesoros patrimoniales artísticos y culturales que alberga nuestra región, Alarcón ocupa un lugar importantísimo».
Asimismo, ha resaltado la «creatividad» y el «talento», de Jesús Mateo y su «empeño» durante más de seis años en desarrollar el proyecto.
«Todos los castellano-manchegos le agradecemos su esfuerzo porque nos da valor añadido», ha aseverado Marín, que ha recalcado que las pinturas murales «ostentan una de las categorías más importantes desde 1997, fecha en la que la Unesco otorgó el patrocinio oficial declarándolas de interés artístico mundial».
El centro fue inaugurado oficialmente el 11 de junio de 2005, en un acto al que asistieron, entre otros, el exdirector general de la Unesco Federico Mayor Zaragoza y la subdirectora general de Cultura de este organismo internacional, Milagros del Corral.
El proyecto consistió en la realización de unos 1.600 metros de pinturas murales en la antigua iglesia de San Juan Bautista de Alarcón, un pequeño municipio conquense que fue declarado conjunto histórico-artístico en 1981.
La iglesia, que fue levantada en el siglo XVI, estaba desacralizada y en un mal estado de conservación, por lo que el Obispado de Cuenca autorizó el proyecto, que en un primer momento fue apoyado sólo por una asociación creada a tal efecto, por algunas empresas y por numerosos escritores, artistas e intelectuales.
Posteriormente, el Ministerio de Cultura y el Ministerio de Fomento aprobaron una consignación para rehabilitar el edificio en su totalidad.
Mateo explicó en su momento que intentó desarrollar una idea general del hombre como ser humano y como habitante de la Tierra, «con todos los tópicos, con el arrastre perverso de ideologías, de religiones, de culturas y con todo un desarrollo simbólico e iconográfico de diferentes culturas, no sólo de la occidental».
Así, en el resultado final hay desde arte bizantino y guiños a la pintura mural románica a un desarrollo plástico de un monotipo sacado de las pinturas rupestres de la «Cueva de Las Maravillas» ubicada en Francia, entre multitud de signos o de lecturas que están interrelacionadas.