«Hace 31 años, en La Mancha toledana y en otros núcleos de la provincia, el sacerdote Marcelino Casas Puente, un quijote de los muchos que abundan en nuestra geografía y en la vida, presentó a un grupo de maestros cristianos que desarrollaban su labor docente en las zonas respectivas, un apasionante proyecto: desarrollar una marcha andando varios kilómetros, portando un carné y llevando patrocinadores para obtener dinero y facilitar recursos para los deficientes, el término entonces al uso, hoy, discapacitados intelectuales. Éste y sensibilizar a la sociedad en pro de esos seres eran los objetivos propuestos y nuestro compromiso.
Dos o tres años y ‘por posible alteración del orden público’, se nos denegó el permiso. Y a fuerza de insistir nos lo dieron y caminamos desde Tavera a Cabañas de la Sagra, una burrada, y después a Olías. Vinieron las obras de la autovía Toledo-Madrid y el recorrido se asentó desde el colegio ‘Nuestra Señora de los Infantes’, dando la vuelta al Valle y desembocando de nuevo en el colegio. Cogimos mucha fuerza, los maestros íbamos de pueblo en pueblo llevando la propaganda a parroquias y colegios. Hacíamos el boca a boca auténtico. Y como resultado nos reuníamos el último sábado de abril alrededor de 1.800 personas, con firmas publicitarias apoyándonos y metiéndonos en el bolsillo a autoridades, instituciones y políticos. Todo marchaba, la provincia de Toledo sabía y conocía qué era Marsodeto, (Marcha de Solidaridad con el Deficiente Toledano), decíamos en los primeros años. La recaudación obtenida con la marcha y las ayudas oficiales daban para contratar a dos personas en el local que el Ayuntamiento amablemente nos dejó en lo que hoy acoge el Centro de Agua de Toledo.
Había madrinas y padrinos de por medio, convivencias deportivas, premios a la Constancia, concursos de lema y camisetas conmemorativas, campamentos de verano y llegó la constitución como Federación Provincial, ahora hace 25 años, sumándose a la misma más de 20 asociaciones. Los avatares de la vida, la crisis, las limitaciones humanas, y los egoísmos de algunos que aún no han descubierto que juntos se tiene más fuerza y se avanza más, produjeron que la federación se resquebrajase y se redujese a la mitad de centros asociados. Quizá ha faltado fuerza e ilusión para pilotar un timón tan importante en este mundo tan complejo y competitivo como el nuestro.
Hemos constituido nueva Junta Directiva, se ha tirado de coraje y veteranía y tratamos de reflotar la federación; queremos y tenemos que demostrar a todos que merece la pena seguir juntos, que tenemos sentido y, de momento, estos 25 años como federación, nuestras bodas de plata, queremos glosarlo como se merece, con acciones variadas que sean atractivas, además de conmemorativas. Nos quedan varias cosas por hacer durante el curso, la marcha debería constituir un nuevo acicate para seguir vivos. Marsodeto será lo que nosotros, lo que vosotros, agentes de la discapacidad queráis y queramos. Y si al final, entre todos decidimos no continuar, como en el ciclo de los seres vivos, habrá que hacer un entierro digno y cada uno a su casa. No es cuestión de empeñarse en ser más quijote aún, sino en ver la realidad que queremos. De momento estamos de fiesta y embalados hacia nuevas cotas. ¡Adelante y enhorabuena a todos los responsables!»
Carlos Martín-Fuertes, vicepresidente de Marsodeto en nombre de los cofundadores de la federación.