El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha afeado al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska; al ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres; y a la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que quieran explicar ahora cómo se ha hecho el reparto de jóvenes migrantes.
«A todos los que quieren explicarme cómo funcionan las cosas les estoy enormemente agradecido, pero me temo que voy a ser yo el que les explique cómo son las cosas con muchísimo detalle», ha afirmado tras la firma del convenio de adhesión de la Junta a la candidatura de Toledo como Capital Europea de la Cultura 2031.
En este sentido, ha dicho «a los muchos» que ahora quieren explicar al Gobierno de Castilla-La Mancha los decretos que se aprueban en el Consejo de Ministros, que han tenido «una ocasión de oro» para hacerlo antes de ser aprobados y de haber «tenido coraje» para negociar las decisiones que afectan a las autonomías, «que es como Dios manda».
Algo que ha considerado que sería cumplir con los preceptos constitucionales. «Aquí tenemos las cosas muy claras y no nos dejamos llevar ni por movimientos populistas ni por falsas alaracas», ha manifestado.
«Hay muchos ministros que a lo mejor no se han leído nunca el Quijote, cuya narración empieza aquí, y que se lo recomiendo, pero que nos recomiendan como lectura diaria el Boletín Oficial del Estado del que no sólo leemos lo que se aprueba, sino también lo que se quiso aprobar en julio del 24 y de esto voy a hablar con tranquilidad y con claridad con quien quiera del Gobierno de España», ha dicho.
Sobre el impuesto a la banca
Se ha referido también en su alocución al impuesto a la banca para recordar que su Consejo de Gobierno se ha reunido este mismo viernes para aprobar el recurso de inconstitucionalidad que el Ejecutivo regional va a presentar al reparto «injusto y absolutamente ‘trumpista'» del impuesto a la banca.
Para García-Page, este impuesto es «un ejemplo» de cómo hacer España «más desigual» en vez de trabajar por la redistribución justa de lo que se le cobra a los ciudadanos vivos y lo ve «realmente todo lo contrario» a un impuesto progresivo y progresista al calificarlo de «regresivo con mucha claridad».