sábado, 23 de noviembre de 2024
Los años de delegado 14/01/2012junio 14th, 2017

Como lo leen. En sus años como delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, Máximo Díaz-Cano se subió varias veces a los coches de la Policía Nacional y la Guardia Civil para patrullar como un agente más por la noche y en turnos de hasta las seis de la manaña. Nunca participó en ninguna intervención, pero reconoce que no le faltaron ganas y cuenta cómo las noches de patrulla le permtieron conocer la droga, el abuso del consumo de alcohol y las conductas más incívicas. Estas experiencias se incluyen en la entrevista que publicamos en portada y de la que esta noticia es el relato de los momentos vividos en el cargo.
Los recuperamos hoy, cuando se ha despedido del cargo y reconocido especialmente el trabajo con la Guardia Civil y la Policía en el adiós público lanzado a través de su twitter.

Así contaba Díaz-Cano los sentimientos acumulados mientras recogía el despacho en el que ha estado trabajando más de seis años:


En algunos momentos me cuesta hasta contener la emoción, porque estoy recogiendo sobre todo el afecto de los policías y los guardias civiles. Y me quedo con eso, con el afecto. Y con lo que he aprendido, eso es impagable. Y, sobre todo, con esas noches en las que me he subido al coche de una patrulla de la Guardia Civil y me he ido a las seis de la mañana, haciendo con ellos el turno, lo que he visto…

¿Qué ha visto «patrullando»?

La gran dedicación y la profesionalidad, lo difícil y lo importante que es el trabajo que realizan. He visto cosas preocupantes desde el punto de vista de cómo algunos utilizan el ocio para hacer negocio.

¿La droga?

La droga, el abuso en el consumo de alcohol, ciertas actitudes incívicas… Frente a eso, la respuesta de la Guardia Civil o la Policía Nacional.

En esas noches de patrulla… ¿Participó directamente en alguna intervención?

No, pero… Ganas se me pasaron. No, lo resolvieron con mucha solvencia.

¿Qué vivencias guarda en su memoria de estos años?

Por ejemplo, las inundaciones de Alcázar fueron un momento especialmente complicado, por el riesgo que hubo real de una inundación mayor y que gracias al dique de contención que significó la vía del tren aquello no fue mayor. Cómo trabajó mucha gente para paliar la situación. También los momentos importantes de poner en valor el trabajo de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad que significa la detención o cómo desde Castilla-La Mancha hemos influido en cierta medida en la orientación para hacer frente a los robos en el campo. El hecho de que el Ministerio del Interior sacase una norma de control de la chatarrería y de los desguaces fue inspirado por esta Delegación.

También sobre la regulación de la contratación de temporeros en el campo.

En ese sentido el avance ha sido increíble. Valoro muchísimo la colaboración de las organizaciones agrarias, sin ellas hubiese sido imposible el enorme trabajo que ha supuesto poner orden en la regularización del trabajo en las campañas agrícolas en Castilla-La Mancha, especialmente la vendimia. De eso me voy especialmente orgulloso.

¿Se queda con algún personaje de los que ha tratado?

Para mí fue de una satisfacción enorme el expresidente Lula. Es un personaje tan entrañable como parece, cuando le das la mano, te abraza y es como un amigo de toda la vida. Tuve la oportunidad impagable de tomarme un café los dos solos en el parador de Toledo y fue un rato muy agradable. También todas las visitas a la región de los miembros de la Familia Real. Llevan un operativo importante de seguridad, que se resuelve en una Junta de Seguridad, que siempre he presidido yo, en la provincia que fuera. Siempre he tenido claro que la última palabra y la responsabilidad la tengo yo y la he asumido siempre directamente. Para eso me pagan.

«NO HE QUITADO MULTAS»

¿Le han pedido alguna vez que quite multas?

Sí, sí.

¿Y?

Pues no se quitan multas. Además, el procedimiento está ya tan mecanizado que la mano humana ya no interviene. Y también por una cuestión de cultura.

¿Diría que los ciudadanos estamos seguros?

Sí.

¿O nos protege la ignorancia de no saber qué peligros nos acechan?

Estamos razonablemente seguros, aunque riesgos siempre existen, porque el factor humano es imprevisible. Vivimos en una sociedad que tiene como uno de sus principales valores la seguridad, la gente va donde se siente segura. Y nos hemos dotado de los recursos necesarios para tener acotados los riesgos.

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