Cómo es el fútbol. Faltaban 20 minutos para el final del partido del Alba y el Carlos Belmonte era recorrido por un escalofrío manchego de más que preocupación. El Real Oviedo poco más había hecho que marcar un tanto y la parroquia local, temerosa por un inicio nefasto de liga, se temía lo peor. Los negros augurios del final de la pasada campaña, a excepción del play-off, se extendían al retorno del histórico Alba a Segunda.
[ze_summary text=»Araujo y Bela empezaron como suplentes y encendieron el choque»]Araujo y Bela empezaron como suplentes y encendieron el choque[/ze_summary]Hasta que llegaron los dos relámpagos y el ánimo del Alba subió como la espuma de la esperanza. Dos jugadores que habían saltado a campo como suplentes revolucionaron el choque y trocaron la angustia local en pasión en un periquete: Jeremie Bela y Quim Araujo.
El tanto de Araújo llegó en el minuto 74 y fue el de la victoria, desatando la euforia en la parroquia albaceteña: recibió el balón en la frontal del área, dio un toque para recibir, se la acomodó para chutar con la izquierda y soltó un zambombazo que hizo un extraño efecto, despistando a Juan Carlos (portero del Oviedo), para entrar centradamente en la portería. Gol. ¡Gol! El Alba respiraba. Y Quim Araujo, ahora, ya es uno de los héroes blancos junto a Bela.
[ze_summary text=»El jugador catalán lleva ya varios tantos parecidos al que le endosó al Oviedo»]El jugador catalán lleva ya varios tantos parecidos al que le endosó al Oviedo[/ze_summary]No es el primero que marca el jugador catalán de esta guisa. Él mismo recuerda los tres que logró de forma parecida en el Valencia Mestalla en el play off de ascenso de la pasada campaña. Siempre tiene el chut en su poblada y rizada cabeza por su zona de indicencia: en la frontal del área, detrás de los centrales, entre líneas y los medios defensivos contrarios, para así nutrir de balones a los delanteros.
[ze_summary text=»Ni lo pensé, la jugada fue muy rápida»]Ni lo pensé, la jugada fue muy rápida[/ze_summary]El jugador catalán recuerda que la jugada fue muy rápida, que no lo pensó, y admite, por la forma de pegar fuertemente al balón, con el empeine y el exterior, e incluso por la superficie del campo, que aquel llevaba un efecto extraño: «Ni me fijé cómo entró el balón, todo es tan rápido que no te das ni cuenta», relata el centrocampista, que maneja las dos piernas.
Este gol y su buena actuación podrían acercarle a la titularidad, sobre todo si al técnico, José Manuel Aira, le convence de nuevo el 4-4-2 con que enmendó el desaguisado del 0-1: «Es importante que uno destaque, como futbolistas somos ambiciosos, es normal, todos queremos jugar», responde.
De momento Quim Araujo es una de las dos patas sobre la quese ha asentado la renovada ilusión albaceteña, la misma con la que la hinchada manchega ha comprobado que el Alba ya no es el farolillo rojo.