«Durante tres días, los vinos de Castilla-La Mancha han ocupado, al menos sobre el papel, el lugar preferente que les corresponde en el sector vitivinícola nacional e internacional.
El lema de la I Cumbre Internacional del Vino, «el gran viñedo del viñedo del mundo», ha sido fiel a la realidad. Así lo ratifican las 436.000 hectáreas de viñedo de nuestra región. El doble objetivo del evento de hacer de nuestra región el gran referente internacional del vino y de mejorar su comercialización nacional e internacional es ambicioso, pero también necesario y esperemos que a medio plazo también sea una realidad.
La Cumbre, en cuanto a participación, ha sido todo un éxito. Sólo por parte de ASAJA de Toledo asistieron a la primera jornada de la Conferencia Internacional más de 400 asociados. Otro tanto cabe decir de la buena respuesta de público en las jornadas de puertas abiertas celebrada el sábado y al que se sumaron 90 bodegas y cooperativas de Castilla-La Mancha, una veintena de nuestra provincia.
Personalmente, me quedo con una frase del primer ponente de las conferencias –todas de un gran nivel, por cierto-, Raúl Peralba, quien en su intervención sobre «Posicionamiento de una marca», destacaba la necesidad de aunar fuerzas y trabajar conjuntamente: «competir en casa, pero aliarse fuera», decía. También se alentó a todos los componentes del sector a ser leales entre sí.
Todos tenemos que aprender. Los agricultores, en lo que concierne a la necesidad de unirnos para hacernos grandes y de invertir en la contratación de profesionales que ayuden a nuestras cooperativas a elaborar bien y a vender nuestro producto conforme a su valía, y los grandes industriales, quizás, a ser más leales con el propio sector cumpliendo lo firmado y alejándose de la especulación con un producto del que viven muchos profesionales, incluidos ellos. Si no sacamos conclusiones constructivas y somos capaces de llevarlas a efecto, todo lo hecho y dicho durante estos tres días quedará en papel mojado.
Por otro lado, el sector vitivinícola de nuestra región se mantiene fundamentalmente por las exportaciones y por el incremento de la venta de mosto. Si hace ocho años España era el principal consumidor de sus vinos, ahora se exporta el doble de lo que se consume en nuestro país. Se ha incrementado, sobre todo, el valor de las exportaciones de vino (520 millones de euros el año pasado), y no tanto porque se haya vendido más, sino porque ha subido el porcentaje de las ventas de vino embotellado y ha bajado el de granel.
A pesar de lo dicho anteriormente, y aunque las cooperativas cuentan con embotelladoras propias, la mayoría de ellas sigue vendiendo más a granel que en botella. Embotellado se vende en el mercado nacional y algunas bodegas tienen mercado en Estados Unidos, Inglaterra, China y Rusia. Sin embargo, el 80 por ciento de las operaciones a granel van a parar a nuestros principales competidores internacionales: Francia e Italia. Del porcentaje restante, buena parte va a denominaciones de origen nacionales con más nombre que las nuestras. Estas cifras por sí solas servirían para desmontar una de las falacias contra las que se ha luchado en esta Cumbre del Vino. No es de recibo que se atribuya a nuestros caldos escasa calidad cuando de ellos se abastecen vendedores que sí gozan de prestigio.
En cuanto al mercado nacional, algo habrá que hacer para fomentar el consumo interno. En este tema, aparte de antiguas campañas, impulsadas desde nuestro propio país, que vendían una imagen de bebida alcohólica y obviaban los beneficios que aporta el consumo moderado del vino, el sector tiene que reconocer sus fallos. Actualmente, los jóvenes españoles apenas beben vino, mientras su consumo sí sube en otros países europeos. El precio, más elevado si se compara con otras bebidas como la cerveza, puede ser una razón, pero quizás hayamos rodeado el mundo del vino de un esnobismo que, sin proponérnoslo, ha perjudicado su consumo entre las nuevas generaciones de consumidores».
Blanca Corroto González, presidenta de Asaja de Toledo.