Sus compañeros y rivales la consideran un auténtico terremoto. Donde va, no para nadie. Y en las campañas electorales se comporta como una máquina perfectamente engrasada e infatigable que desarrolla cada día una agenda endiablada al alcance de muy pocos.
Naturalemente hablamos de Carmen Riolobos, aún portavoz del Grupo Popular en las Cortes de Castilla-La Mancha y desde el 20 de noviembre senadora electa del PP por la provincia de Toledo, la segunda de los 20 senadores que elige esta región con mayor porcetaje de voto.
La hemos pedido las cifras de su campaña para las elecciones generales. Son éstas: en 15 días de campaña por la provincia de Toledo ha recorrido en su coche particular 3.800 kilómetros, 42 actos (entrevistas, mitines, encuentros sectoriales) y 24 pueblos visitados.
Entre las anécdotas que acumula su intensa campaña está la simpática conversación de un ciudadano con el que charló en el mercadillo de Talavera, que se confesó comunista y que aseguró que en esta ocasión iba a votar al PP. O el cesto de dulces casero que le tenían preparado y que la obligaron a llevarse de Cervera de los Montes.
Ha sido, además, para ella y para todos los candidatos del PP, una campaña con mcuho respaldo popular detrás, lo que ha obligado a improvisar mítines no previstos, situación en la que, por ejemplo, se vió inmersa Riolobos, obligada a dar un mitin sin micro en Alberche por la cantidad de gente que se arremolinaba en la calle siguiendo un paseo del PP.