Hemos tenido que esperar hasta marzo, pero el próximo 9 de marzo podremos ver la primera superluna de 2020. Será visible durante prácticamente toda la noche, a menos si la nubosidad lo permite, que en principio parece posible teniendo en cuenta las previsiones meteorológicas.
¿Qué es una superluna?
Las superlunas, una palabra que se está convirtiendo en común en los últimos años, se llaman a las lunas llenas que coinciden con el perigeo de la órbita lunar o muy próximo a él. O lo que es lo mismo, es cuando la Luna se encuentra en el punto más cercano a la Tierra, una cuestión que hace que veamos a la Luna más grande y con más brillo.
Su tamaño puede aumentar hasta un 14 por 100 y el brillo puede ser un 30 por 100 mayor que habitualmente, aunque si no se está acostumbrado a observar al astro quizás no se pueda apreciar con facilidad para el ojo humano.
«Hay que tener en cuenta que nuestra vista percibe los cambios de brillo y luminosidad de forma logarítmica, por lo que para que una fuente de luz nos parezca nítidamente más fuerte que otra, deberá ser varias veces más potente(por lo general más del doble», explica el departamento de meteorología de Meteored.
Este año, además, estamos de suerte, puesto que para ver la siguiente superluna solo habrá que esperar un mes. Es un fenómeno no muy frecuente, pero sí que se puede observar dos o tres veces al año. En 2019 la primera superluna fue más tarde, el 21 de marzo, aunque en 2018 solo hubo que esperar hasta el 31 de enero.
Consecuencias en las mareas
Como la superluna se produce cuando la Luna está en el punto más cercano a la Tierra, esta también tiene consecuencias en el fenómeno provocado por el satélite terrestre, las mareas. La atracción gravitacional es mayor, lo que provoca un incremento de las mareas. Se conoce como «marea de perigeo» y, salvo temporal, no tiene que tener graves consecuencias, aunque se junta con inclemencias marítimas puede ocasionar mayores inundaciones costeras.
Y es que, aunque pudiese no parecer así, la distancia de la Luna con la Tierra ese día se puede reducir un 12 por 100, puesto que en el punto de distancia máxima, el apogeo, el satélite está a 406.000 kilómetros del planeta, mientras que en el perigeo, la distancia se reduce a los 356.000, puesto que la órbita de la Luna es elíptica y la distancia va variando según el punto en el que se encuentre el ciclo lunar.