El amanecer ofrece a los vecinos la desgarradora imagen de varios ojos del «puente romano» de Talavera derrumbados, arrasados por la fuerza del río Tajo, cuyas aguas bajan a más de 1.000 metros cúbicos por segundo en zonas donde costaba llegar al umbral de caudal ecológico, apenas 20 m3/s. Imagen icónica y símbolo de la ciudad, forma un hermoso conjunto patrimonial con la iglesia de Santa Catalina o de San Prudencio -como la llaman los talaveranos-.
El llamado «puente romano» de Talavera se encuentra en un entorno privilegiado del río Tajo, las rehabilitadas riberas por las que pasean los talaveranos todos los días del año. Situado frente a la antigua Puerta del Río, que comunicaba con la comarca y tierras históricas de Talavera, lo que se ha derrumbado es precisamente los restos de la traza romana que quedaba en la estructura medieval del Puente Viejo. No es la primera vez que se desmorona. Levantado sobre una base muy arenosa, los daños por crecidas del río han sido una constante en la historia de la ciudad.
Dónde está y qué cuenta la historia del «puente romano»
El Puente Viejo es la entrada al barrio histórico, donde está la Colegial, la plaza del Pan con su rica decoración cerámica, el ayuntamiento de la ciudad y el Museo Ruiz de Luna, que alberga historia y tesoros de una bien, la cerámica de Talavera de la Reina y Puente del Arzobispo, que es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, declarado por la Unesco.
Aunque la actual estructura del Puente Viejo de Talavera es medieval, los orígenes del puente se remontan a la época romana. El también llamado Puente de Santa Catalina se levantó sobre la estructura del original puente romano. Ha servido históricamente como vía de comunicación entre el casco antiguo de la ciudad y la vega del Tajo, en el margen sur del río, y de ahí, como enlace para ir a Extremadura y Andalucía.
El portal institucional Cultura en Castilla-La Mancha recoge que de la actual construcción, la documentación más antigua data del siglo XII, cuando el rey Fernando III ordena controlar el trasiego comercial en los puentes del Tajo. Desde entonces se han realizado varias obras de conservación para paliar los desperfectos que el puente ha ido sufriendo por las crecidas del Tajo, como en las avenidas de 1625 y 1626.
En las obras de reordenación hidráulica que se hicieron en el Tajo a principios del siglo XXI se realizaron una serie de intervenciones para su uso como vía para peatones y ciclistas. El resultado de las reconstrucciones de las que ha sido testigo este monumento, lo han convertido en un mosaico de diferentes tipos de obras.
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Hasta 22 arcos
El Puente Viejo de Talavera llegó a tener 22 arcos, muchos de ellos, diferentes entre sí por las distintas reconstrucciones que ha sufrido este monumento, lo que ha ido moldeando una estructura irregular, en la que se van alternando arcos de medio punto, otros dos que no llegan a la media circunferencia, otros con cierto alzado peraltado y otros de perfil apuntado.
En el puente también hay evidencias de la aplicación de pontones y entablados de madera, un fenómeno habitual en este tipo de estructuras de los que hay constancia en Talavera desde el siglo XV al XX.
A partir del XVII, se comienza a emplear el ladrillo de tejar, cuyo uso será generalizado en las diferentes actuaciones que se irán desarrollando en siglos posteriores. Lo materiales empleados durante la primera mitad del siglo XX están caracterizados por el uso de ladrillo de gafa, el mortero de cemento y la instalación de vigas metálicas entre los vanos de las pilas para soportar el tablero. De igual modo, se ejecutaron pretiles y pasamanos metálicos.
A lo largo de la infraestructura aparecen numerosos signos lapidarios, grafías que pueden interpretarse como marcas de canteros y marcas utilitarias.
Se derrumba parte del puente romano de Talavera por la crecida del río Tajo