La asociación Tierras de Cerámica cuenta los días para la reunión de la Unesco en la que se decidirá si se declara el proceso artesanal de la cerámica talaverana Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, un sueño para los impulsores de la idea, que desearían hacer este «regalo de Navidad» a Talavera.
La presidenta de la asociación, Magdalena Corrales, y la portavoz, Pilar Campillejo, en una entrevista con la Agencia Efe, explican el largo camino recorrido desde que en 2013 surgió la idea de presentar candidatura para que la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) declare la técnica de la cerámica talaverana Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, en la XIV Reunión Anual del Comité intergubernamental de Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, que tendrá lugar del 9 al 14 de diciembre en Bogotá (Colombia).
Tierras de Cerámica presentó candidatura internacional bajo la denominación ‘Procesos artesanales para la elaboración de la ‘talavera’ de Puebla y Tlaxcala (México) y de la cerámica artística de Talavera de la Reina y El Puente del Arzobispo (España)’, una iniciativa con la que quieren preservar una técnica tradicional artesanal que une dos continentes desde que alfareros talaveranos partieron al Nuevo Mundo en el siglo XVI y se establecieron en el estado mexicano de Puebla.
«Las sensaciones son positivas, pero la decisión no es nuestra», dicen cautelosas Corrales y Campillejo, y agregan que en el supuesto de no lograrlo a la primera, cuando entre el 10 y el 11 de diciembre se debata su candidatura, volverán a intentarlo en marzo «con toda la fuerza del mundo».
La presidenta de Tierras de Cerámica enumera los puntos fuertes de su candidatura, el principal, que sea internacional, de «dos países, en dos continentes» que comparten la misma forma de trabajar y decorar el barro según técnicas centenarias.
Además, en España no hay ninguna técnica tradicional artesanal que esté protegida como tal, de manera que sería la primera, explica Corrales, quien también hace hincapié en que reúne todos los requisitos que exige la Unesco para ser declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, es una seña de identidad de estos pueblos que consideran la cerámica una parte integrante de su patrimonio cultural y la candidatura ha sido promovida desde la ciudadanía.
Desde el florecimiento de la artesanía de Talavera en el siglo XVI es una técnica que se ha ido transmitiendo de generación en generación, son enseñanzas que han pasado de padres a hijos, pero que «se estaban muriendo».
«Por ese motivo es por lo que iniciamos todo esto, para que no muera un proceso que es totalmente artesanal», desde que se trabaja el barro que sale directamente del Puente del Arzobispo, hasta los alfareros que levantan las piezas y los decoradores que pintan a mano pieza a pieza por lo que «ninguna es igual a otra».
La fabricación de cerámica en Talavera y Puente, y en Puebla y Txacala sigue las mismas normas del siglo XVI, es decir, no se ha introducido ninguna modificación moderna a excepción del horno y el torno eléctricos, el resto permanece igual: se siguen utilizando pigmentos minerales, pinceles que los propios ceramistas cortan según sus necesidades, la técnica del estarcido y los mismos instrumentos para la fabricación de la pieza, además, cada taller hace sus propios colores y mezclas, «y eso los hace diferentes».
Lo importante es que, ya sea cerámica clásica o moderna, el tratamiento es el tradicional, es decir, que los procesos de creación y decoración son los mismos que se han utilizado siempre.
Lo cuenta el ceramista Juan Carlos Albarrán, de Centro Cerámico Talavera, un taller que dedica el 80 por ciento de su actividad a la producción de objetos «innovadores» como calaveras, que se han convertido en su «producto estrella».
Albarrán, que tiene entre sus clientes a varios artistas y diseñadores, afirma que aunque las formas escultóricas de sus piezas sean «diferentes», la raíz es «tradicional».
«No son dos producciones paralelas. Trabajamos igual cuando hacemos cerámica clásica que cuando innovamos», matiza el ceramista y añade que lo que se intenta es que las demandas de los clientes se adapten a los colores y a las técnicas tradicionales.
Con el fin de mantener vivo este legado, la presidenta y la portavoz de Tierras de Cerámica esperan con ilusión la decisión de la Unesco, la culminación de siete años de trabajo desde que propuso la idea Elena Rueda, experta en relaciones internacionales, dedicada al turismo y que vio que podían optar a ese reconocimiento.
Hasta llegar a donde están han contado con el trabajo altruista de la junta directiva de la asociación, con el apoyo de sus 115 socios, de expertos, de instituciones, empresas y asociaciones.
Comentan que cuando se dieron cuenta del peso que tenía su candidatura fue en la reunión del Consejo Nacional de Patrimonio histórico, donde presentaron el expediente y el vídeo ante representantes de todas las comunidades autónomas y, según destacan: «fue un momento muy especial porque tras el visionado del vídeo y la exposición, todos se levantaron, aplaudieron, nos reconocieron el trabajo y nos dijeron que teníamos una candidatura bastante potente. Ahí fue donde tuvimos consciencia de que podríamos alcanzar el sueño».