La Audiencia Nacional juzga desde este lunes a un presunto yihadista detenido en 2021 que se estaría capacitando para atentar como «lobo solitario» por cualquier medio, incluida la fabricación de artefactos explosivos, y que se sospecha que también pudo haber adoctrinado a sus hijos gemelos, nacidos en 2009.
La Fiscalía pide para él una pena que suma ocho años de cárcel por un delito de autoadoctrinamiento (5 años) y otro de enaltecimiento del terrorismo (3 años), según su escrito de conclusiones provisionales, de 31 folios, al que ha tenido acceso EFE.
El acusado, K.K., de 52 años y de origen marroquí, fue detenido en junio de 2021 en Santa Olalla (Toledo), y desde entonces se encuentra en prisión provisional; también consta como solicitante de asilo.
El yihadista contaba con «ingentes cantidades de manuales terroristas»
En el registro de sus dispositivos digitales se pudo extraer «una ingente cantidad de manuales de ámbito terrorista» en los que «paso por paso se muestra la forma de confeccionar armas, explosivos o venenos, pudiendo así capacitarse para la comisión de cualquier acto terrorista» sin tener ningún tipo de conocimiento previo, destaca el escrito.
A esto se suma, una «profusa actividad en la búsqueda de información sobre electrónica, componentes eléctricos, armas, armerías, seguridad en redes sociales, preparación física, artes marciales, ideología yihadista y lobos solitarios», lo que, según el fiscal, «denota un estado de búsqueda de métodos y herramientas necesarias para capacitarse con la finalidad de llevar a cabo algún delito relacionado con el terrorismo».
El acusado cuenta además con conocimientos básicos en el mundo de la electrónica, lo que le permitiría, con la ayuda de esos manuales, «llevar a cabo acciones con temporizadores» o por control remoto.
48 archivos que muestran como hacer un artefacto explosivo
«Son muchos los archivos visualizados, 48 en total, que muestran los pasos a seguir en la elaboración de artefactos explosivos, ya sean para su explosión remota o para llevar adheridos en el cuerpo, (chalecos bomba)», añade.
Lo mismo sucede con el uso de elementos químicos, bacteriológicos o radiológicos, «que le sitúan en disposición a emplearlos en un acto terrorista, ya que ha adquirido el conocimiento necesario para ello», al igual que en el caso «de acciones con armas de fuego o armas blancas».
Entre los archivos intervenidos, figura también una incitación a los seguidores del Dáesh «a la comisión de actos terroristas utilizando para ello vehículos de grandes dimensiones».
«En conclusión -destaca el fiscal-, se puede afirmar que el concepto de actor solitario, más que nunca es fiel y literal al acusado, ya que es una persona que ha podido completar su proceso de Radicalización/Formación/Acción sin acudir ni contactar con nadie y sin la necesidad de solicitar ayuda (…) con el fin de materializar su formación y radicalización en la comisión de delitos de terrorismo».
Contaba además con varios perfiles en Faceboook, dos de ellos con los nombres de sus hijos gemelos, si bien el fiscal considera que, por su contenido, eran «claramente» usados por el acusado.
No obstante, considera que, «sin que se haya podido acreditar su expreso adoctrinamiento, es evidente que les ha colocado, cuando menos, en peligro de radicalización religiosa violenta». Es una sospecha que se fundamenta en la información encontrada en los dispositivos a los que de manera habitual podían tener acceso» estos menores.
El ordenador con textos del Estado Islámico estaba vinculado a webs de educación de Castilla-La Mancha
En concreto, en el ordenador que se encontraba en el salón del domicilio, y en el que existían vinculaciones a las webs de educación de primaria de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, se encontraron multitud de archivos de libros de texto «editados por el Estado Islámico«, y otros tantos «que hacían alusión al reclutamiento de niños para incluirles en las filas» del Dáesh.
Respecto a los libros de texto editados por el Estado Islámico, el fiscal explica que están «imbuidos de sus doctrinas violentas hasta el punto de que los ejemplos de sumas en matemáticas se ejemplifican con imágenes de armas».
A esto se suma que el acusado tenía implantada «una severa educación», como se desprende de conversaciones telefónicas en las que recriminaba a sus hijos «el más mínimo» incumplimiento «de las exigencias de la abstinencia en el periodo del Ramadán«.
Según el fiscal, el acusado, hasta el día de su detención, estuvo realizando «una clara labor de enaltecimiento público de los idearios yihadistas más radicales y, sostiene que, «a través de la manifestación expresa de sus mensajes y su actividad virtual», podría estar dando «los pasos necesarios para la elaboración de un atentado terrorista».