En una ceremonia cargada de historia y simbolismo, Francisco Cerro Chaves, Arzobispo de Toledo, y Fernando Redondo, Mayordomo de Finados de la Antigua, Ilustre y Real Cofradía de la Santa Caridad, han sido investidos este fin de semana como Caballeros de la Pontificia Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén en la ciudad de Ronda (Málaga).
En el corazón de la Iglesia de Santa María la Mayor, la Orden, con raíces que se remontan a las cruzadas, ha renovado su misión espiritual y humanitaria bajo el auspicio directo de la Santa Sede y la guía del Papa Francisco.
Una orden vinculada al Vaticano
La Orden de Caballería del Santo Sepulcro, vinculada estrechamente al Vaticano, es uno de los cuerpos más prestigiosos y activos de la cristiandad. Bajo la supervisión del Gran Maestre, el cardenal Fernando Filoni, y con el reciente nombramiento de Francisco César García Magán, obispo auxiliar de Toledo, como Gran Prior de la Lugartenencia de España Occidental, la Orden sigue trabajando en una misión que trasciende los tiempos: mantener viva la presencia cristiana en Tierra Santa y llevar adelante la práctica activa de la caridad.
La vinculación de esta institución con la Santa Sede refuerza su misión espiritual. El Papa Francisco ha destacado en varias ocasiones que la labor de la Orden va más allá de los símbolos históricos y los títulos.
La ceremonia de investidura en Ronda refuerza la importancia del servicio en la vida de los nuevos caballeros. Francisco Cerro, al frente de la Archidiócesis Primada de Toledo, y Fernando Redondo, un destacado laico comprometido con la caridad cristiana, han demostrado una entrega incondicional a los valores del Evangelio. Ahora, como caballeros de la Orden, asumen una misión que no solo es espiritual, sino también profundamente social.
La Orden, en palabras del Papa Francisco, ha recuperado su función primitiva: ayudar a los cristianos de Tierra Santa mediante la «ayuda fraternal», dejando atrás las armas para ser una organización humanitaria y espiritual de relevancia internacional. Ser caballero hoy significa ser un puente de paz y solidaridad, en tiempos donde los cristianos en Tierra Santa enfrentan dificultades cada vez mayores. Este desafío lo asumen figuras como Mons. Francisco César García Magán, Gran Prior de la Lugartenencia de España Occidental, Obispo Auxiliar de Toledo y Secretario General de la Conferencia Episcopal Española, que continua una labor de inmenso valor para la Iglesia española.
El propio Fernando Redondo representa la importancia de la participación laica en la misión de la Iglesia. Su incorporación a la Orden del Santo Sepulcro es un testimonio vivo del compromiso de los laicos con los principios de justicia, paz y caridad que defiende la Iglesia Católica en todo el mundo.
La historia de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro está marcada por grandes momentos de heroísmo y defensa de la fe. Su origen medieval en las cruzadas, como defensores de los Santos Lugares, ha dado paso a un nuevo papel: ser guardianes de la paz y defensores de la dignidad humana en un mundo que demanda diálogo y reconciliación. La investidura en Ronda subraya la continuidad de esta tradición en el contexto actual, donde la fe debe traducirse en acciones concretas de ayuda y solidaridad.
España ha sido históricamente uno de los baluartes de la Orden, y su Lugartenencia de España Occidental, liderada por José Carlos Sanjuán y Monforte, sigue siendo una referencia a nivel internacional. Este cuerpo de caballeros y damas, bajo el liderazgo espiritual de García Magán, refuerza la misión de la Orden en un contexto global cada vez más desafiante, asegurando que la luz del cristianismo siga brillando en los lugares donde nació.
La Pontificia Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén es una institución pontificia bajo la protección directa del Vaticano y del Papa. Fundada en la Edad Media, tiene como misión principal la protección de los Santos Lugares de Jerusalén y el apoyo a las comunidades cristianas de Tierra Santa. A lo largo de los siglos, la Orden ha evolucionado, pasando de ser un cuerpo militar a convertirse en una organización dedicada a la ayuda espiritual y humanitaria y a la promoción de la paz. Su labor se centra en proyectos educativos, sanitarios y de desarrollo en la región, asegurando que los cristianos puedan mantener su presencia en una de las zonas más conflictivas del mundo.
Actualmente, la Orden está presidida por el Gran Maestre, el cardenal Fernando Filoni, y cuenta con diversas delegaciones en todo el mundo, conocidas como Lugartenencias. La Lugartenencia de España Occidental, liderada por José Carlos Sanjuán y Monforte, es una de las más activas y destacadas. El Gran Prior, Mons. Francisco César García Magán, es responsable de guiar espiritualmente a sus miembros, en una labor que implica el fortalecimiento de la vida cristiana y el apoyo constante a las necesidades de los cristianos en Tierra Santa.