«Sí, claro que pensé que se iba a quemar el parque. Porque, como decía Kipling, ‘puedes ver destrozada la obra de tu vida y, sin decir una palabra, volver a comenzar…’ Volver a ser un hombre. Pero yo, ayer, no sé si quería volver a ser un hombre y pensé que no podía ocurrir lo que estaba viendo. No me hagas esto… le pedí a la Virgen del Arrabal…».
Buaahhhhh… Desgarrador. Quien así habla es Erwan de la Villèon, consejero delegado de Puy du Fou España y una de las personas que vivió, en vivo y en directo, el horror del incendio que comenzó en una finca próxima al parque histórico, en Toledo, a la una de la tarde y que arrasó 900 hectáreas de terreno pero que, por fortuna, rodeó el parque pero apenas osó tocarle.
«Entre la una y las tres de la tarde el incendio estaba más o menos controlado, pero entonces comenzaron a soplar unas rachas de viento superfuerte y…».
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«Fui a ver a la Virgen del Arrabal y pensé: me la llevo o…»
Curiosamente, cada uno se aferra a sus creencias en los momentos más difíciles. Y eso es lo que le pasó a Erwan de la Villèon. «Tenía una mezcla de miedo pero también de mucha confianza en la Virgen del Arrabal, que ya nos había salvado hace tres años durante el incendio que afectó a Montesión. Y, no me importa contarlo, ayer fui a verla aquí, en el parque, que tenemos su imagen. Eran las tres de la tarde, cuando se empezó a complicar todo, y durante unos segundos pensé si me la llevaba o no…».
Se emociona contándolo… «Le dije a la Virgen que no me la llevaba, que se quedaba ahí y que hiciera su trabajo. Fíjate, el fuego rodeó todo el parque, pero no llegó a entrar. Hice muy bien en dejar ahí a la Virgen».
Erwan de la Villèon, consejero delegado de Puy du Fou España, junto a la Virgen del Arrabal. Foto: ENCLM.
«Mi gratitud con toda la gente que se dejó la piel»
Erwan no para de agradecer a todo el mundo que estuvo al pie del cañón durante tantas horas para evitar que el incendio se convirtiera en una catástrofe. «Se lo agradezco a los amigos, a todo el mundo que participó de una u otra forma en la extinción. Mi gratitud con toda la gente que se dejó la piel».
«Desde las oficinas veíamos llamas de cinco o seis metros de altura»
El momento de más miedo, recuerda, «fue entre las cinco y media y seis de la tarde, cuando desde las oficinas veíamos llamas de cinco o seis metros de altura. Luego comprobamos que el fuego paró a un metro de las pajareras y a unos 15 metros de las jaimas (tiendas de campaña que utilizan los nómadas árabes)».
Pasado el susto, hoy sábado Puy du Fou ha reabierto sus puertas a las 11 de la mañana para seguir ofreciendo el inigualable espectáculo del que, por fortuna, seguiremos disfrutando durante años.
«Sí, ayer pasé miedo, claro, pero hoy ya me he levantado más animado…».
Queda el susto, pero solo eso…
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