El Museo Sefardí, ubicado en la judería toledana, atesora un fondo bibliográfico de más de 20.000 piezas que están al alcance de investigadores y de toda persona interesada en conocerlas o consultarlas, de las cuales la más antigua data de 1526 y es una Gramática hebrea en un óptimo estado de conservación.
Con motivo del Día Internacional del Libro, los bibliotecarios del museo Diego Fernández y Bárbara Pardo han mostrado a EFE auténticas joyas bibliográficas en un día en el que quieren poner en valor el trabajo de reorganización realizado en este espacio del museo.
Fernández ha señalado que el origen de la biblioteca se remonta a un periodo entre los siglos XIX y XX en el que cobra protagonismo la figura del marqués de la Vega-Inclán que, además de ser una figura fundamental para el concepto moderno del turismo en España, para la ciudad de Toledo o los paradores nacionales, también lo fue para la biblioteca del Sefardí y para el museo en su conjunto.
De la Vega-Inclán fue la persona que ideó el llamado Centro de Cultura Hebraica o Centro de Estudios Hebraicos, que pretendía ser un espacio para el estudio del hebraísmo y de las disciplinas hebraístas.
El centro no llegó a constituirse como tal, pero sí se formó «el germen intelectual de lo que sería tanto la biblioteca como el Museo Sefardí, en el entorno de la Sinagoga del Tránsito», ha resaltado Fernández, y obtuvo donaciones a través de diferentes vías como compras o legados.
Muy ricos en contenidos y en diferentes idiomas
Los fondos de la biblioteca del Sefardí, con más de 20.000 títulos, son «muy ricos» y no solo alberga libros relacionados con sefardíes o con el Judaísmo, sino que también hay una colección sobre civilizaciones del Oriente Medio, del Mediterráneo, sobre arqueología, arte, arquitectura, o sobre la ciudad de Toledo, ha explicado Diego Fernández.
Además, hay fondos en muchos idiomas, no solo en castellano, sino también en latín, hebreo, judeoespañol aljamiado, judeoespañol latinado, árabe o griego.
En cuanto a la reorganización de los fondos que se ha acometido, ha explicado que ha sido un trabajo importante y un proceso de reorganización de los propios fondos y del espacio, tras las obras realizadas que conllevaron hasta una mudanza.

Los bibliotecarios del museo Sefardí Diego Fernández (i) y Bárbara Pardo (d). EFE/Ismael Herrero
Aunque la biblioteca aún no está constituida del todo y, por tanto, no está abierta a la visita del público, el Museo Sefardí invita a los interesados en realizar una consulta o conocer sus fondos a ponerse en contacto con la biblioteca para recibir asesoramiento y acceder también a los fondos que están digitalizados.
Desde el año 1526 hasta la época moderna
La colección bibliográfica del Museo Sefardí comienza en el siglo XVI, al que pertenece el libro más antiguo que contiene, una Gramática hebrea que se editó en Alcalá de Henares (Madrid) en el año 1526, escrita en hebreo y con traducción al latín.
Asimismo, destacan otros ejemplares como el ‘Me’am Lo’ez’, considerada una de las obras cúlmenes de la literatura sefardí, que son comentarios rabínicos sobre las escrituras sagradas; literatura en judeoespañol, revistas de investigación, revistas en ladino como ‘Akí Yerushalayim’ o estudios sefardíes del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Entre los tesoros de este fondo bibliográfico también están un manuscrito del siglo XIX con diferentes caligrafías e ilustraciones a mano, cuyas primeras páginas son salmos y las siguientes parecen escritas por distintas personas; o el libro joya de oraciones también del siglo XIX, con una cubierta de plata y una granada en el cierre, elemento muchas veces relacionado con el Judaísmo y la cultura judía.
También brillan entre las miles de piezas dos hagadot, de los siglos XIX y XX, que son el conjunto de narraciones tradicionales orales que pasaron de generación a generación en el Judaísmo.
En general, los fondos se conservan en buen estado y para ello es fundamental el depósito situado en el sótano del museo, aunque algunos de ellos están reencuadernados porque su estructura no ha soportado el paso del tiempo y otros han sido restaurados en el propio museo, por lo que «podemos acceder al conocimiento sin problemas», ha subrayado Fernández.
Además de los libros, la bibliotecaria Bárbara Pardo ha añadido que existe material audiovisual, quizás más desconocido, que es una pequeña colección de videos o música en la que destacan los discos de música tradicional sefardí de grupos contemporáneos.