Más de 150 especies de aves, mamíferos y reptiles de cuatro continentes, así como más de 300 especies de plantas, habitan en Zoo Koki, un parque zoológico y botánico situado en el término municipal de Val de Santo Domingo (Toledo) y que fue fundado en 1990 por tres hermanos extremeños.
Gestionado por la Fundación Zoo Koki, este proyecto –que abrió oficialmente sus puertas en junio de 2018– es un legado a la conservación de especies en cautividad.
Es uno de los pocos zoológicos que hay en España y uno de los pocos nacidos de la iniciativa privada. Un zoo con «alma» e inclusivo, ya que miles de personas con discapacidad han pasado por sus instalaciones para que puedan sentir la naturaleza de cerca y se enriquezcan sensorialmente.
Animales externos al comercio: de la asociación de europea o el rescate de fauna
En declaraciones a Europa Press, Iñaki Hernández García, conservador de la Fundación Zoo Koki e hijo de uno de los impulsores de esta aventura hace más de 30 años, ha explicado que el parque inicialmente fue una colección privada. «Era un lugar cerrado donde estos tres hermanos tenían una pequeña colección de diferentes tipos de animales». Básicamente, la mayoría eran animales domésticos, gallinas de diferentes razas, algún ave o algún mamífero exótico.
Según ha comentado, los animales llegan al zoo principalmente por distintas vías, dejando claro que «todas ellas son externas al comercio con animales». La vía principal es el intercambio dentro de la red de zoos de la Asociación Europea de Zoos y Acuarios (EAZA). A través de ellos –ha dicho– «intercambiamos diferentes ejemplares dentro de los programas de conservación ‘exsitu’, que se gestionan dentro de la EAZA». «Esto viene a ser aproximadamente un 70-80% de los animales que tenemos dentro de la fundación», ha estimado.
También hay otro porcentaje de animales que procede del rescate de fauna, ejemplares que por ejemplo han sido disparados, que se han chocado, o se han visto afectados por un incendio o una tormenta. «Nosotros somos un apoyo para las entidades de los centros de rescate, entran aquí, se recuperan y se pueden volver a liberar, pero en el caso de aquellos animales que no se pueden volver a liberar, pues se quedan bajo cuidado humano aquí o en otros centros».
Iñaki Hernández ha puntualizado que hay otro pequeño porcentaje, que, «por suerte, cada vez es menor», que es la entrada de ejemplares a través del Seprona. «Son ejemplares que han decomisado en algunos lugares por diferentes causas, a veces por tráfico o a veces porque el anterior propietario no tenía la documentación totalmente en regla, y esos animales se decomisan y se depositan aquí».
En este caso, en algunas ocasiones, el propietario puede volver a documentar su animal e incluso puede volver a salir de la fundación y en otras ocasiones el animal se queda aquí ya «para siempre». Y una última vía, que es un porcentaje muy pequeño, no llega al 1%, es a través de intercambio con criadores particulares autorizados.
Asimismo, hay «muchos animales» que, «por suerte», reproducen en Zoo Koki, algo de lo que se siente orgulloso Iñaki Hernández porque uno de los objetivos de la Fundación son los programas de conservación.
Actualmente, Zoo Koki trabaja en 23 proyectos internacionales de conservación, y dentro de todos esos, «estamos especialmente orgullosos» de poder reproducir Órix de cuernos de cimitarra, que es un antílope africano que se extinguió en el año 2000; así como de la reproducción del grupo más grande de Europa de Faisán de Vietnam, que es una especie de ave originaria de este país asiático y que se extinguió durante la guerra que lo asoló.
Obra social: talleres o animaterapia con personas con discapacidad
La obra social es otro de los pilares en los que se trabaja desde la Fundación. «Actualmente, trabajamos muy enfocados en personas con discapacidad y especialmente en niños con autismo», ha comentado Hernández. El año pasado pasaron por la Fundación unas 3.500 personas con diferentes grados de discapacidad y estuvieron haciendo diferentes actividades, talleres o animaterapia «para pasar un día diferente a la rutina que tienen en sus centros de estudios, en sus centros de día o incluso con sus familias».
Los animales que más llaman la atención a la gente que visita el Zoo Koki son los jaguares y las suricatas, pero realmente las «estrellas absolutas» son «las cabritas». Volviendo al jaguar –calificado como una «especie casi amenazada»– en Zoo Koki hay tres ejemplares, dos machos y una hembra. Por un lado, está Felix, que es una pantera negra, que es lo mismo que decir un jaguar con melanismo.
Este exceso de pigmentación oscura solo les sucede a los jaguares y a los leopardos. Y por otro, en este zoológico nos encontramos a Rudy, una hembra con 20 años y que a día de hoy es la quinta jaguar más longeva de Europa; y a Neko, un jaguar macho con 12 años.
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Este zoo, que viene de ser un centro privado reconvertido en un centro abierto al público, no tiene entre sus objetivos a corto y medio plazo ampliar su espacio, sino que está centrado en remodelar instalaciones que se han heredado del pasado y adaptarlas a los nuevos tiempos, haciéndolas «más accesibles» para el público y con cristales para que los niños puedan ver los animales «de una forma mucho más cercana».
La Fundación Zoo Koki se financia única y exclusivamente gracias a las visitas de las personas particulares que vienen a visitarles y al apoyo de los padrinos, que suelen ser empresas que apadrinan algunos de los animales que habitan en este zoológico toledano.
Anécdotas en el zoo
Iñaki Hernández ha aprovechado su conversación con Europa Press para contar algunas de las divertidas anécdotas que han ocurrido en el zoo cómo cuando construyeron la instalación de las suricatas con un grupo de tres hembras y un macho que venía de otro zoo.
«Las suricatas son animales superterritoriales y forman sociedades matriarcales. Estuvimos aquí durante tres meses presentando al macho todos los días a las suricatas en un pequeño transportín para que empezaran a conocerlo, hasta que al final pudimos abrir la puertecita y el macho pudo estar con las hembras». «Esto también forma parte de la vida oculta de los cuidadores en el zoo», ha dicho bromeando.
En todos estos años, han pasado muchas curiosidades, y entre ellas, según relata el conservador de la Fundación Koki, se encuentra el nacimiento de un cachorro de jaguar albino. «La desgracia fue que era un animal tan raro y tan delicado» que Rudy –la madre– lo apartó y los criadores no pudieron intervenir para poderle criar a biberón y haberle sacado adelante. «Murió a los dos o tres días».
En todo el recorrido por el zoo, Iñaki Hernández se ha detenido en los gatos de Arabia, que «son los antepasados de nuestros gatos domésticos». En Zoo Koki se encuentra el único trío que hay en España. «Este año, por primera vez, hemos conseguido reproducir esta especie», ha celebrado, una cría que se ha enviado a otro zoo.
En este zoo familiar y cercano también se encuentra la colección más grande de Europa de faisanes, alojando a unas 35 especies.