A los 92 años, ayer fallecía en Madrid la sobrina toledana de Antonio Machado, ahijada del gran poeta español y presidenta de la fundación que lleva su nombre. De este suceso se ha hecho eco en su cuenta de Facebook el escritor y periodista toledano Enrique Sánchez Lubián, quien llegó a conocer a Leonor cuando preparaba un libro sobre la figura de su padre, Francisco Machado -el menor de los hermanos Machado-, y sus poesías toledanas.
Leonor nació en la Toledo un 3 de septiembre de 1924. Por aquel entonces su padre era el subdirector de la cárcel provincial del antiguo convento de Gilitos, hoy sede de las Cortes de Castilla-La Mancha. De sus recuerdos de la ciudad y por las conversaciones que mantuvo con ella, Enrique indicaba a encastillalamancha.es que tenía pocos ya que con solo cinco años se marchó a Barcelona con su familia. No obstante, «siempre hablaba de cómo su madre le llevaba a jugar al parque del Tránsito o de cómo ponía un trapo rojo en las ventanas de la prisión como modo de prevenir el sarampión. También me habló de visitas de Manuel y Antonio Machado a Toledo, de la relación que tenía su padre con la familia San Román y de cómo acudía a tertulias».
Fue bautizada en la iglesia de San Cipriano, recibiendo el nombre de Leonor en recuerdo del gran amor del poeta.
[ze_summary text=»Recibió el nombre de Leonor en recuerdo del gran amor del poeta»]Recibió el nombre de Leonor en recuerdo del gran amor del poeta[/ze_summary]De ella Enrique solo tiene palabras amables: «Cuando contacté con Leonor para anunciarle mi intención de escribir un libro sobre su padre, se sorprendió mucho y se sintió muy agradecida». Él que la vio de cerca, asegura que tenía en el rostro la impronta de los Machado. De trato dulce y cercano, su voz resultaba enérgica y sus ojos azules muy llamativos. «Estaba muy comprometida con mantener el recuerdo de los Machado», añadía.
Su marcha a Barcelona se debió al nuevo destino de su padre en la prisión celular de la ciudad condal. De ahí pasaron a León y a Madrid. Comenzó la Guerra Civil y en la familia se planteó la posibilidad de que Leonor y sus hermanas fuesen evacuadas a Rusia. Sin embargo, finalmente se marcharon todos a Valencia junto a su tío Antonio, quien siempre invitaba a las menores a leer «El Quijote». Tras su estancia en Valencia llegó la huida, el exilio y la muerte del poeta.
Con el fin de la contienda, la familia de Leonor regresó a España, donde su padre -tras un proceso de depuración- volvió al cuerpo de funcionario de prisiones.
El periodista toledano narra en su post en Facebook que Leonor y su familia asistieron a la presentación de su libro «El reloj de la cárcel. Poesías y leyendas toledanas de Francisco Machado» en la Biblioteca de Castilla-La Mancha. Acudieron acompañados por el hispanista Ian Gibson, quien entonces trabajaba en la biografía de Antonio Machado. Meses después volvió de nuevo a la capital regional invitada por la entonces consejera de Cultura de Castilla-La Mancha, Blanca Calvo, una visita que aprovechó para ir a la sede de las Cortes y a revivir sus recuerdos de niñez.
Con su muerte se marchan las raíces toledanas de la familia Machado, unas raíces que mantiene vivas actualmente el hijo de Leonor, José Manuel Rollán Machado, notario en Villaluenga de La Sagra.