El Tajo a su paso por la ciudad de Toledo ha alcanzado valores de peligrosidad durante más de una semana, haciendo que los toledanos observarán con incredulidad y temor las orillas del río ante los desbordamientos en algunos puntos de la ciudad. Una situación que, pese a llegar a caudales máximos no vistos desde hace casi 30 años, nada tiene que ver con las inundaciones sufridas en el pasado en la capital regional.
Para aquellos que recuerdan las del siglo XX, lo vivido estas últimas semanas ha sido algo «bastante insignificante», crecidas «bastante modestas», tal y como confesaba el presidente y portavoz de la Plataforma en Defensa de los ríos Tajo y Alberche, Miguel Ángel Sánchez, en una conversación con ENCLM, en la que sí reconoce que ha sido «un aviso de lo que puede venir los próximos años».
Un recorrido por las inundaciones del siglo XX: 10 veces mayor que la de marzo
Antes de adentrarse en un recorrido histórico de algunas inundaciones del siglo XX, Toledo vivió en 1876 la que se conoce como «la de mayor magnitud en tiempos modernos», según documentan en la publicación de «El río Tajo, lecciones del pasado para un futuro mejor’, de Beatriz Larraz y Alejandro Cano.
En esta ocasión, según se desprende, se llegó a registrar 15.800 metros cúbicos por segundo de caudal y una altura de 13,47 metros sobre el nivel de estiaje, faltando únicamente cinco metros para salvar las cítaras del puente romano de Alcántara.
Ya en el siglo XX se concentran una serie de inundaciones que comenzaron el año 1916, cuando se produjo una crecida entre el 16 y el 20 de marzo que inundó las huertas entre Algodor y Safont, interrumpiendo la circulación de trenes entre Madrid y Toledo.
Entre el 27 y el 30 de marzo de 1924, una crecida inunda la vega de Safont, la Huerta del Rey y los cimientos de la Fábrica de Armas, alcanzando más de cuatro metros sobre el nivel normal.
Años más tarde, en febrero de 1947, llegaría la crecida del Tajo que el presidente de la plataforma considera «la más importante del siglo XX», provocando numerosos daños en amplios sectores de la Vega Alta (Huerta del Rey, Palacio de Galiana, estación de ferrocarril) y en la zona de la Vega Baja (Fábrica de Armas).
También se produjeron inundaciones a lo largo del Torno y en diversos tramos de la actual senda ecológica.

Inundación de 1947 en la Fábrica de Armas. Imagen: Toledo Olvidado.
Según explica Sánchez, esta crecida «puede ser que registre la cifra máxima de caudal» que ha vivido Toledo durante el siglo XX, estando en torno a los 3.500 metros cúbicos por segundo de caudal.
Haciendo una comparación con las crecidas de las últimas semanas, cuando el Tajo a penas rozó los 500 metros cúbicos por segundo, supone que en su momento se registró «una crecida entre diez y ocho veces mayor».

La estación inundada en 1947. Imagen: Toledo Olvidado.
Aun la ciudad puede rememorar este episodio del siglo pasado con imágenes del blog Toledo Olvidado y algunas placas que se instalaron la ciudad para recordar hasta dónde llegó a alcanzar el Tajo. Una de ellas, situada en la Central Hidroeléctrica de Safont.
Por todo ello, Sánchez considera que lo que ha vivido Toledo durante este mes de marzo ha sido una crecida «bastante modesta». Algo que relaciona con que lo que ha llegado a Toledo no era agua del Tajo, si no agua procedente del Jarama y sus afluentes.

Central eléctrica de la zona de Safont al lado del Tajo en Toledo. Foto: Eva Díaz Pérez.
Aviso de lo que puede venir en próximos años
Sin embargo, para el presidente de la Plataforma en Defensa de los ríos Tajo y Alberche la última crecida del Tajo, «más que un episodio peligroso, ha sido un aviso de lo que puede venir los próximos años».
Y es que, considera que con los episodios de cambio climático, las aportaciones de agua «muy concentradas en el tiempo» y la gestión del Ministerio que «prima mantener los envases siempre muy llenos»provoca que en épocas de deshielo y lluvias primaveral «no haya un reguardo de laminación adecuada», por lo que cree que se volverá a repetir.
Además, alerta de que «cada 10 años tendríamos que tener una crecida parecida a la de ahora, cada 20, 30 o 40 años una mucho mayor y cada 100 una crecida grande».
A su juicio, es algo que ha sucedido durante los últimos 50 años porque «hemos tenido un río totalmente dominado por sequías extremas, con los recursos yéndose por el trasvase» lo que ha creado «una sensación ficticia de seguridad y lo que ha hecho es que se inunden grandes zonas de expansión»
«Auténtico desafío urbanístico» en zonas como el hospital de Parapléjicos
La última crecida nos ha dejado imágenes inauditas, como las de la Unidad Militar de Emergencia (UME) construyendo un dique de contención ante la posibilidad de que se inundara el Hospital Nacional de Parapléjicos.
Para Sánchez, que estas instalaciones estén construidas junto a la orilla del río Tajo lo considera un «auténtico desafío urbanístico a todos los niveles. Ese hospital no debería estar ahí».
«Los intentos en los planos municipales de urbanizar la Vega Baja y la Vega Alta es otro desatino urbanístico, que lo que hace es que cuando viene el río, ponen en riesgo a personas y a cosas», ha criticado. En este sentido, ha explicado el Tajo necesita decenas o cientos de metros en sus orillas para expandirse cuando viene con agua.
Fotos | Así se ve la ciudad de Toledo tras la importante crecida del río Tajo