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viernes, 22 de noviembre de 2024
Foto - Rebeca Arango
Tres de ellos rememoran su historia - 26 agosto 2018

Corrían los inicios de los años 80 en Toledo y a pesar de llevar ya un tiempo de Transición aún resonaban las viejas formas y estructuras en algunas de instituciones de la ciudad. Uno de los cuerpos renovado solo parcialmente y con particular caos organizativo era la Policía Local, según cuentan Vicente López, Guillermo Pérez y Luis Miguel Muñoz, agentes que ingresaron en el cuerpo en los años 71, 77 y 80, respectivamente. Ellos fueron «Los hombres de Harrelson de Toledo». Esta es su historia.

Una colecta para dotar a la nueva Patrulla de Seguridad Ciudadana

Estos tres policías, solo uno de ellos jubilado, recuerdan un gran aumento del tráfico de drogas y robos en la capital en dicha década, ante lo que la Policía Local de Toledo estaba saturada. Por ello la Cámara de Comercio, varias organizaciones empresariales y particulares decidieron reunirse con el Gobernador Civil y con el alcalde de entonces, Juan Ignacio de Mesa, de la UCD, para pedirles que reforzaran la seguridad en la ciudad. El alcalde accedió, pero como no había fondos públicos suficientes las propias entidades interesadas hicieron una colecta en 1981 para comprar coches, uniformes y demás material de una nueva patrulla: la de Seguridad Ciudadana.


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20 policías fueron derivados a ella y pronto se los conoció como «Los hombres de Harrelson» de Toledo , en honor a la famosa serie estadounidense, porque estaban en todos los operativos locales más conflictivos, primero solo por las noches y después 24 horas.

Los hombres de Harrelson «éramos la punta de lanza»

De hecho, el grupo había sido creado con este fin : «Nosotros éramos como la punta de lanza de la Policía Local, éramos los primeros en llegar a los conflictos, hacíamos cacheos, detenciones, actuábamos en los incidentes de tráfico que terminaban en pelea y seguíamos el menudeo de droga aunque también servimos de escolta de visitas importantes«, explica Pérez.

Uno de los jefes de esta patrulla con jerarquía independiente era López, que la considera «uno de los cambios más profundos y necesarios que trajo la Transición a la Policía Local, que hasta entonces era demasiado transigente y le faltaban medios».

Su operación más complicada: una detención por intentar violar a una joven

En aquellas décadas también había denuncias por violencia machista aunque, como explican los policías, no se contaban en la prensa. La Policía Local era la que muchas veces se encontraba con malos tratos en las calles o en los bares y eran los que actuaban en primera instancia, algo que actualmente está muy cuestionado.

Según relatan Guillermo y Vicente, un 29 de septiembre de los 80 les dieron la orden de detener a tres «personajes» que había intentado violar a una joven y que se sospechaba que rondaban por la verbena del barrio de San Andrés. Se encontraron con ellos acompañados de otros tantos amigos, unos 9 en total, y cuando les instaron a acompañarles a comisaría no se lo tomaron bien. «Pudimos detener a uno pero, cuando nos dimos cuenta, el resto nos rodearon con botellas de cerveza rotas en la mano, intentaron quitarnos al detenido ya esposado y Vicente sacó el arma», cuenta Pérez.

«Yo ya le había dicho a Guille, palo al pescuezo y tiro al suelo», comenta Vicente, pero las cosas no salieron así. «Les dimos. Le di con la porra en la cabeza en vez de en el cuello y 33 puntos le tuvieron que dar«, confiesa Guillermo. Después llegaron los refuerzos, un coche de policía local y otro de nacional, y pudieron llevarse a unos cuantos a comisaría.

Las manifestaciones con altercados y la heroína también marcaron los 80 en Toledo

Los policías recuerdan muchas otras anécdotas de aquellos días, varias relacionadas con intervenciones en peleas de verbenas y garitos pero entre ellas destacan las actuaciones en manifestaciones y el operativo contra la droga.

Vicente rememora la de Prodiecu, una organización ya extinta paralela a la ONCE que vendía cupones sin autorización, y a la que acudió el famoso «Cojo manteca», al que, afirma, se «quitaron de en medio» en Zocodover mandándolo a comisaría en una furgoneta. Por su parte, Guillermo recuerda una manifestación de estudiantes en el marco de las protestas contra la LOGSE que se vivieron en toda España entorno a 1987. «Nos tiraban huevos por todos lados y no teníamos casi agentes, tuvieron que salir hasta los de las oficinas; cuando el inspector de la Policía Nacional dio la orden de carga se montó una impresionante en el Arco de la Sangre«, cuenta.

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Ambos agentes estuvieron también durante un tiempo de paisanos para detectar el menudeo de la droga en Toledo, en especial la heroína. Labor que consideran «muy bien pensada» porque el alcalde, Juan Ignacio de Mesa, mandaba una carta a los padres de los jóvenes sospechosos avisándolos antes de detenerlos, aunque explican que tuvieron que dejarlo porque no tenían suficientes efectivos.

«La Policía Local somos la chacha de la ciudad»

Guillermo, Vicente y Luis aseguran que hasta que no se aprobó una ley de 1983 sobre los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad y los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado las competencias de cada uno estaban poco definidas, se entorpecían entre ellos y había muchas «actuaciones absurdas» pero creen que la gente les tenía «más respeto».

Señalan que «ahora hay mucha libertad y gente que no la entiende bien» y que, además, el orden se ha visto deteriorado porque el cuerpo de Seguridad Ciudadana ha ido desapareciendo con los años y ha quedado diluido como un servicio más dentro de la Policía Local. «Un médico va a operar y nadie le dice cómo tiene que operar, un bombero va a apagar un fuego y nadie le dice como tiene que hacerlo, pero un policía va a hacer una actuación y hay 20 personas que le dicen como tiene que trabajar y lo haga como lo haga lo va a hacer mal», señala Guillermo.

«Ningún conductor va a entender que le multes»

Achacan «el desprestigio actual del cuerpo» a tener que mantener la seguridad vial, multando y haciendo controles de tráfico (que antes no hacían en Seguridad Ciudadana), porque «ningún conductor va a entender que le multes por aparcar en doble fila». Aunque también apuntan a la falta de comunicación por parte del Ayuntamiento de las actuaciones que hacen los agentes .

«La Policía Local somos la chacha de la ciudad, velamos por la seguridad de todos en su ámbito más cercano pero no se nos ve, solo se publican las operaciones de la Policía Nacional que va contra bandas criminales, nosotros vamos a las infracciones de la gente común y eso no es popular«, explica Luis. Ante esta situación los tres piden que se eduque a los niños desde pequeños en la necesidad del cuerpo con charlas en colegios y que los políticos dejen de invertir en tantos asesores y cuiden más la Policía Local.

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