Quien ha conducido en el casco de Toledo sabe de lo que estamos hablando, pero no solo el que conduce, dando un paseo por las estrechísimas calles que componen la parte histórica de la ciudad imperial se pueden comprobar las cicatrices que dejan las decenas de roces que se producen cada día, y es que cuando no hay más remedio, como es el caso de este repartidor de helados, hay que sortear todos los obstáculos sí o sí.
[ze_summary text=»Las estrechísimas calles que componen la parte histórica de la ciudad imperial pueden producir cicatrices»]Las estrechísimas calles que componen la parte histórica de la ciudad imperial pueden producir cicatrices[/ze_summary]La calle Alfileritos, una de las más famosas y a la vez una de las más estrechas de Toledo, ha sido la protagonista de esta foto. Una camionero pasaba cruzaba la calle con escasos centímetros de margen con las paredes de piedra, pero, ¿pasó o no pasó?
La respuesta nos la da el autor de esta foto, el actor Roberto Garrido de la Cruz, quien cuenta que finalmente sí que pudo pasar, «son profesionales, están acostumbrados», apunta el actor toledano.
Y es que en el casco es muy común ver cómo se quedan atascados vehículos en alguna de las calles, algunos por desconocimiento de por dónde circulan y otros por exceso de valentía. En ocasiones, incluso tiene que requerir de la asistencia de los bomberos para poder desenredar el entuerto. Si no creen en mis palabras, prueben un día a cruzar el callejón de las Bulas… Quizás no vuelven a repetir…