La Plataforma de Toledo en Defensa del Tajo ha iniciado una campaña de firmas a través de change.org (chn.ge/2CEfy4M) y dirigida a la Unesco, en concreto a su directora general, Irina Bokova, para que la institución «provea todo tipo de medidas y presiones ante el Estado español para que Toledo y su río Tajo no pierdan la dualidad cultural, histórica y ambiental que hizo posible el otorgamiento de Ciudad Patrimonio de la Humanidad en 1986″.
«Es una amenaza a la declaración de la Unesco a Toledo»
Y es que entienden que el lamentable estado en el que se encuentra el Tajo «es una amenaza a la declaración de la Unesco a Toledo».
Porque, recalcan, «Toledo no se entiende sin su río, pero el Tajo está sumido en la aognía que le proporciona una gestión y planificación tolerantes con la contaminación y proactivas con los trasvases a otras cuencas externas. Si Toledo te importa, entonces te importa su río y todo lo que él ha labrado con sus bravas crecidas y sus lánguidos estiajes durante los miles de años que se tomó para modelar el entorno social, cultural, ambiental y económico que ha llegado a nuestros días, desde que hace 5.000 años tomaron posesión sus primeros pobladores».
De ahí que pidan de forma urgente la protección del río, «porque si el Tajo agoniza, Toledo no será inmune a su podredrumbre. Proteger la vida del Tajo, como el río que fue, es proteger la vida de Toledo, de su identidad, de sus culturas y de su muy diversa monumentalidad».
De ahí que le pidan a Irina Bokova que «se involucre con Toledo a través de su río Tajo».
Un Tajo, por cierto, que terminó 2017 y comenzó 2018 con la misma cantidad de espuma (o mierda) diario a su paso por la capital regional, producto de los vertidos que llegan del río Jarama, en la Comunidad de Madrid.