El servicio ‘Libros de ida y vuelta’, puesto en marcha por la Diputación de Toledo hace dos años para ofrecer libros gratuitos a los ciudadanos, «podría peligrar» ante las alrededor de 3.500 obras que han sido retiradas y no repuestas por los lectores.
Así lo ha dado a conocer la institución provincial en una nota de prensa, en la que ha advertido de que esta propuesta cultural, que recibió de inmediato el respaldo del público, puede verse abocada a su finalización «ante el alto número de libros que no son devueltos ni repuestos», estimado en 3.500.
La iniciativa puede tener «los días contados»
La Diputación de Toledo ha ido reponiendo en la estantería colocada a la puerta del Centro Cultural San Clemente, en pleno casco histórico de Toledo, los libros escogidos por el público para que la oferta haya sido en todo momento «cambiante y variada».
Todos los títulos han estado disponibles para que cualquier persona pudiera llevárselos y, tras la lectura, devolverlos de nuevo al lugar de origen.
La iniciativa tiene como objetivo acercar la lectura a la calle y la cultura y la información a la gente en forma de libros, además de incentivar la curiosidad y el gusto lector «como medio de diversión, entretenimiento y de generación de conocimiento».
Además, la estantería está abierta a que los lectores aporten aquellos libros que consideren «interesantes» y quieran compartirlos con otras personas.
Junto a los libros hay información sobre cómo funciona esta propuesta: «Estimado lector, aquí tienes a tu disposición una selección de libros para tu disfrute. Llévate alguno, léelo y tráelo de vuelta, o bien dáselo a otro lector. Y si tienes libros que ya has leído y los quieres compartir con los demás, puedes entregarlos en recepción para que este proyecto pueda seguir adelante. Te agradecemos la colaboración».
La Diputación ha asegurado que muchas personas anónimas se han acercado al centro a depositar libros para que pasasen a ser propiedad de la sociedad, otras los han enviado por correo para ponerlos a disposición de la gente e, incluso, hay quien ha donado bibliotecas enteras para este fin.
«Pero la realidad es que son muchas más las personas que retiran libros sin devolver ni aportar ninguno a cambio, que las que altruistamente incorporan nuevos títulos por iniciativa propia», ha lamentado.
En este punto, y dado que el fondo bibliográfico es limitado y se está agotando, ha advertido de que la iniciativa «puede tener los días contados, debido a que la filosofía con la que se generó no ha sido bien comprendida por los beneficiarios».