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14/01/2015junio 8th, 2017

Los dos hombres que atracaron la joyería Royo en abril del año pasado se han declarado culpables y han sido condenados a tres años y medio de prisión por el robo, en el que empleó un arma para amenazar a los empleados mientras el otro cogía 19 relojes de gran valor y otras piezas, que no se han recuperado.

El juicio contra los procesados Metso M.M. y Rait B., ambos de nacionalidad estonia, se ha celebrado hoy, aunque un acuerdo entre las partes y el reconocimiento de los hechos ha motivado que no se siguiera con la toma de declaraciones.


La condena que ya es firme sentencia a los jóvenes a tres años y seis meses de los que ya han cumplido ocho meses, porque fueron arrestados el mismo día del atraco, el 29 de abril de 2014.

En el caso de Metso M.M., la sentencia suma un año más de cárcel, por un delito de resistencia a los agentes y otro de lesiones, y de hecho deberá indemnizar con 1.150 euros al policía al que agredió cuando ya estaba detenido.

En el juicio, asistidos por una intérprete, ambos jóvenes han admitido su participación en el atraco, que ocurrió en torno a mediodía, cuando Metso M.M. entró en la joyería «exhibiendo una pistola» con la que apuntó a los empleados.

El segundo atracador, Rait B., entró y colocó en la puerta un objeto «para impedir que la puerta quedara cerrada», evitando que si sonaba la alarma se les pudiera quedar la puerta bloqueada.

La sentencia dice que mientras Metso M.M. encañonaba a los dependientes, el otro rompió el cristal y sacó 19 relojes valorados en 85.800 euros y cinco piezas de joyería, dinero que ha sido restituido por la aseguradora del negocio menos 6.884 euros que ahora deben abonar los atracadores.

En el asalto, tras llevarse las joyas, los ladrones rociaron el local con un spray de pimienta para inmovilizar a los dependientes.

Los agentes de la Policía Nacional detuvieron a los asaltantes ese mismo día, ya que habían actuado a cara descubierta.

La pistola empleada, calibrada para balines de plástico, apareció ese día en un bar de la calle Cruz, abandonada en la cisterna del inodoro del aseo de caballeros.

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