Desde luego, hay momentos tan divertidos y surrealistas que parece que no son ciertos. Como el que sucedió el domingo 27, cerca de las ocho y media de la mañana, en el aparcamiento de los Juzgados de Toledo, justo donde se encuentra el depósito para los coches que han sido retirados por la grúa.
Porque hasta allí se acercó un individuo, que estaba bajo los efectos del alcohol, y reclamó su vehículo porque entendía que se lo había llevado la grúa, tal y como pudo saber encastillalamancha.es. Lo que no era así. El encargado del depósito, ante la insistencia del joven, llamó a la Policía Local para que le convenciera de que, efectivamente, su vehículo no había sido retirado por nadie. Una vez que llegaron los agentes, le convencieron de que lo había aparcado en un lugar determinado de la ciudad de Toledo y que no se acordaba dónde estaba.
Pero hete ahí que una hora y cuarto después, sobre las 9.35 y ajeno a este aviso anterior, se observó un vehículo con la ventanilla del copiloto bajada que estaba estacionado encima de la acera en la calle Armas, en el casco histórico, por lo que se procedió a ponerle la correspondiente denuncia y a retirarle con la grúa. Esta vez sí, pero antes no.
Las pistas llevaban a que, efectivamente, era el vehículo que reclamaba el señor a las ocho y media de la mañana, pero como no se cogieron sus datos no se le pudo comunicar la incidencia. De ahí que los policías locales avisaran a sus compañeros de la Policía Nacional por si el propietario hubiera ido a poner una denuncia por la supuesta «desaparición» de su coche.