El 25,1 por ciento de los castellanomanchegos ha estado en 2020 en situación de riesgo de pobreza y un tercio de la población de la región no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos.
Según la Encuesta de Condiciones de Vida que publica este jueves el Instituto Nacional de Estadística (INE), en Castilla-La Mancha los ingresos medios por persona en 2019 alcanzaron los 10.485 euros, que son 1.807 euros menos que la media nacional, que se ha situado en 12.292 euros.
3 de cada 10 castellanomanchegos, en riesgo de exclusión social
En cuanto a las tasas AROPE de riesgo de pobreza o exclusión social, las más elevadas se dieron en Extremadura (38,7%), Canarias (36,3%) y Andalucía (35,1%), mientras que en Castilla-La Mancha se ha situado en el 29,8 por ciento.
El INE también pregunta por cuestiones que describen la situación económica de 2020 y permiten comprobar el efecto de la pandemia en la economía de los hogares.
En el caso de Castilla-La Mancha, el 32,5 por ciento de los encuestados afirma que no puede permitirse ir de vacaciones fuera de casa al menos una semana al año; el 33,1 por ciento no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos; el 8,4 por ciento ha tenido retrasos en pagos relacionados con la vivienda principal o en compras a plazos y el 6,5 por ciento de los encuestados tiene «mucha dificultad» para llegar a fin de mes.
A nivel nacional, el 10 % de la población encuestada manifestó llegar a fin de mes con «mucha dificultad» en 2020, un porcentaje 2,2 puntos superior al registrado el año anterior. Además, el 35,4 % no tenía capacidad para afrontar gastos imprevistos -frente al 33,9 % de 2019- y un 34,4 % no se podía permitir salir de vacaciones al menos una semana -un punto más-.
El porcentaje de población en situación de carencia material severa en 2020 se situó en el 7 %, frente al 4,7 % del año anterior y los principales problemas estuvieron relacionados con retrasos en el pago de gastos de la vivienda (13,5 % frente a 8,3 % en 2019), dificultades para mantener la casa con una temperatura adecuada (10,9 % frente a 7,6 %) y no poder permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días (5,4 %, frente a 3,8 %).
Se considera que una persona está en situación de carencia material severa si vive en un hogar que no puede hacer frente a cuatro de los nueve elementos de una lista que contiene, además de los ya mencionados, la imposibilidad de afrontar gastos imprevistos por valor de 750 euros, irse de vacaciones una semana al año, disponer de un automóvil, teléfono, televisor o lavadora.
En cuanto a la tasa AROPE, que se construye con la población en riesgo de pobreza, con carencias materiales o con baja intensidad en el empleo, subió del 25,3 al 26,4 %.
El riesgo de pobreza pasó del 20,7 al 21 %, mientras que el porcentaje de personas residentes en hogares con baja intensidad en el empleo se redujo nueve décimas, y se situó en el 9,9 %.
La tasa de riesgo de pobreza aumentó 4,3 puntos para los mayores de 65 años y 0,5 puntos para los menores de 16 años, mientras que descendió 0,9 puntos para el grupo de edad de 16 a 64 años.
El 49,1 % de las personas en hogares formados por un adulto con hijos dependientes a cargo estaba en riesgo de pobreza o exclusión social, porcentaje que ascendía al 54,7 % en el caso de los parados, al 15 % en los ocupados y al 16,7 % en el caso de los jubilados.